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Ante todo, gracias, muchas gracias a todos los que habéis pensado en nosotras y me habéis dado ánimos. Es muy reconfortante leer vuestras palabras cuando tengo la fe perdida, cuando tengo tanto miedo por ella que nada me consuela.
Gracias de todo corazón una vez más.
Deciros que los intensos dolores de cabeza y mareos, que no cedían con nada, no se deben a ninguna alteración neurológica. Todo apunta a que se lo produce la medicación tan fuerte que le inyectan cada sábado.
Es demasiado riesgo, suspender la medicación para "probar" si los dolores de cabeza desaparecen. Sufriría un brote de su enfermedad demasiado peligroso e incapacitante. No quiero arriesgarme a eso, ahora está todo bajo control y tengo miedo.
Prefiero a mi hija con dolor de cabeza, pero andando a mi lado, que sin dolor pero en una silla de ruedas.
También porqué no, contaros que me he reído en el viaje como nunca, que adoro su carácter, su pelo rubio casi por la cintura, su risa por todo y por nada y su valentía ante la enfermedad. Que le doy gracias a Dios por haberme dado este regalo y que mi vida es mejor, mucho mejor gracias a ella.
Mil besos y abrazos para todos.
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