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Hará unos meses que leí un hilo que me llamó la atención, la de un chico de unos veintitantos que decía que, tras varias decepciones amorosas, había decidido "retirarse" del juego, renunciar a su sueño de tener una pareja estable. Me pareció una barbaridad porque pensé que la esperanza es lo último que se pierde.
Yo la he perdido ya. Es la cuarta vez que me intereso por alguien y me llevo el chasco. Se trataba de un compañero de trabajo que por teléfono era sumamente amable, tanto que no sólo me enamoré de él sino que pensé, no el extremo de que me correspondiese, pero que yo algo sí le gustaba. Hoy he tenido la oportunidad de verle y no sólo no me ha hecho ni caso, sino que además veo que es muy "amable" con todo el mundo, no sé exactamente si de la misma forma en que lo era conmigo, pero me quedo con el detalle de que no parece haberse percatado de mi presencia. ¿Tiene una explicación? Sí, estaba muy ocupado. Pero darse cuenta de que estoy ahí sólo lleva unos segundos.
Bueno, que hasta nunca. No quiero hacerme más ilusiones ni pasarlo mal. Cuando le vuelva a ver él también será invisible para mí, y la próxima vez que me atraiga un individuo cortaré ese sentimiento de raíz nada más nacer. Tampoco está tan mal la vida de soltera, aunque jamás deseé que fuera perpetua.
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Modo Hilado