Ante el lance amoroso-verbal del pirata de los Mares del Norte y la hembra licantrópica, no queda otra exclamación que la siguiente:
¡Ole esa gracia y ese salero que derramáis por todo el foro cual albos copos de una prosa cristalina!
Cuando las almas angélicas cantan el Kyrie eleison, es tiempo de que los simples mortales se retiren y disfruten del excelso resonar de las palabras.
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