Pues es todo un misterio lo de tus cambios hormonales, a mi eso me pasa cuando llevo cuatro copas encima, entro en un estado de lo más inquietante, las descartadas inicialmente empiezan a transformarse en bellas sílfides y mis neuronas se van cortocircuitando hasta engañar a mi vista.
Para evitar despertarme a la mañana siguiente tumbado junto a la niña del Exorcista cuando pensaba que me había acostado con Blancanieves, procuro controlar lo que bebo en cantidad y calidad.
En tu caso, cuando te den esas palpitaciones químicas, te recomiendo una rápida visita al WC y con una pajilla bien dirigida y ejecutada con tu manita, comprobarás que al salir tus niveles de excitación han vuelto a bajar al mismo nivel que tus posibilidades reales de echar un polvo...