Nadie (o casi nadie) se libra, es cuestión de estadística. No siempre puede salir todo a su favor. Habrá un día en que dará con la horma de su zapato, conocerá a alguien como ella y le darán de su propia medicina. Quizá ese día te enteres y te alegres o ya te resulte indiferente o puede que jamás lo llegues a saber, que es lo más probable.
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