Diez mil son los que aprisionan
en los huesos tengo el alma
este vértigo no acalma
las fuerzas me abandonan,
¿por qué, Dios mío, ajironan
y arrancan mi vida a tiras
si nunca dije mentiras
mi mente lúcida estaba
todo, todo lo entregaba
y en eso, ya no me miras?
Y ya volviendo al asunto
de esa perra cantidad
si y no es barbaridad
si al aire yo le pregunto:
¿es verdad de todo punto
que es imposible salvar
esa cifra de ultramar
y ya como un alma en pena
por esta vida terrena
me tendré que resignar?
Eh, este poema es mío, ojito con el copyright, ahora vas y lo difundes.