Vienes a decirme que la has encontrado, que con ella compartes aficiones, que es alguien especial.
No entiendes que yo te pida silencio. No entiendes que la voz me falle cuando te deseo que seas feliz con ella, que me alegro por ti.
Sabía que la otra, por la que me dejaste, no iba a durar.
Fui yo la que no te acepté de vuelta, aunque fuiste tú el que simplemente quiso regresar. ¿No sabías que no había nada a lo que regresar?
Yo sentía que era necesario construirlo de nuevo. Es evidente que si nos tuviéramos que elegir otra vez, no lo haríamos.
Y ahora siento que es el fin. Y duele. Aunque así yo lo quiera, aunque ya no crea en ti, ni confíe en ti y no te acepte en mi vida, duele saber que la encontraste y que no soy yo.
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