Cuando era adolescente, me gustaba la hija del alcalde, solía ir a verla mejor dicho espiarla a la puerta de su escuela hasta que una vez me vio, hablamos y quedamos para ir a pasear al rio. Yo tenía 15 años, ella catorce, creía que era la más bonita, tierna y dulce chica del pueblo, en fin.
Cuando llegamos al rio, conversamos y todo, hasta que de pronto, empezó a besarme y a quitarme la ropa
. Yo me quedé helado, mis expectativas fueron sobrepasadas, ¡mi primera vez estaba allí!... pero no fui capaz, me intimide mucho
y Salí corriendo, como huyendo del diablo. Entonces descubrí que yo era muy idealista e inocente y que ella muy recorrida ya, en vez de mi primera vez fue mi primera desilusión.
Cuento esto porque he leído a muchos que se lamentan de seguir siendo castos, yo desde ese momento nunca sufrí por eso.