Yo vivo en un lugar muy extraño, y yo soy tan extraña como el lugar y los que aquí vivimos.
Voy sola al bar, cuando me apetece y me tomo una caña con su tapita, allí suelo ver a gente sola también, y no esperan nada, disfrutan de ese momento en el que hemos podido sacar tiempo para tomar algo, me conocen casi en todas partes, he salido y salgo mucho, por lo que los camareros me saludan y hablamos de algo.
No encuentro tristeza en ir a ninguna parte sola, siempre que sea una elección, la única tristeza la he sentido en la cama de un hospital, y allí, si que estás sola, aunque tengas visitas, da lo mismo.
No apreciamos la vida, hasta que estamos a punto de perderla.
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