El misterio del baño-confesionario
anda que de adolescente no fueron pocas las veces que iba al baño con amigas a llorar porque el chico que me gustaba no me hacía ni pajolero caso y después del berrinche salía como si no hubiera pasado nada.
Uno en concreto después se lío con una de mis amigas que hacía diez minutos me decía que el chico era binario. Pero esa sería otra historia de cuánto nos queremos las mujeres.