Para poder elegir libremente a una pareja tenemos que estar completos y felices con nosotros mismos, de esta forma nos adentraremos en una relación sentimental porque nos aporta cosas estupendas, sentimientos positivos, sensaciones maravillosas… No por necesidad.
Antes de enamorarnos de otra persona debemos hacerlo de nosotros mismos, si este no es tu caso y no has cerrado historias sentimentales pasadas.
Cuando comencemos a querernos, disfrutar de nosotros mismos, valorarnos, ser felices con lo que tenemos… Ese es el momento ideal para empezar una historia de amor con una persona que esté en una situación similar ya que será lo que atraeremos, será una relación feliz, sana y de calidad.
Depender emocionalmente de tu pareja para ser feliz es un camino que solo conduce al desgaste, el distanciamiento y la pérdida de la atracción mutua. En otras palabras, tu pareja no puede ser la única fuente de tu felicidad y de tu autoestima, ni tú la suya. Porque si no te responde de la forma que crees que debería, si no te dedica todo el tiempo y la atención que crees necesitar, si te deja por otra persona o incluso fallece, tú te sentirías infeliz e incompleto. Y desde ahí no puedes atraer a una persona con la que establecer una relación que les nutra a los dos, ayudándose a crecer y a sacar lo mejor de sí mismos.
Busca una pasión y entrégate a ella, no por desesperación ni por que te sientes solo sino por puro placer. Y recuerda que es agradable recibir afecto, atenciones y mimos, pero es mucho más satisfactorio ofrecérselos a los demás. Son los niños quienes continuamente necesitan recibir. Como adulto, tú te conviertes en una fuente de amor hacia ti mismo y hacia los demás cuando dejas de esperar que los demás estén pendientes de ti y empiezas a generar ese bienestar.
Recuerda que la verdadera autoestima no es una pose de seguridad y autosuficiencia, sino la aceptación de todo lo que tú eres, incluyendo todos aquellos rasgos o comportamientos que te hacen sentir vergüenza, odio hacia alguien o enfado hacia ti mismo. No se trata de que te felicites por ellos, pero sí de que estés de tu parte, incondicionalmente, sabiendo que siempre existe un motivo para actuar como lo hacemos. Procura que dentro de ti no exista solo ese juez implacable que casi todos llevamos dentro, sino también una voz compasiva que te acoja con amor, para que no tengas que buscar la aceptación, el amor o el perdón fuera de ti, dependiendo de ser feliz y aceptado por una pareja. Ya que de esa forma no te haces responsable de ti.