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Antiguo 03-Sep-2019  
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A mi juicio, existen pocas cosas más corrosivas que el hecho de verse uno compelido a ceder continuamente, sea cual sea el ámbito donde se lleve a cabo dicha cesión. Quizá, no obstante, sea en el de la vida en pareja donde ese constante ceder produzca un desgaste más acusado.

Imagino que ceder de continuo frente a las apetencias, caprichos y/o deseos de otro es algo que termina invariablemente por anular la propia personalidad, convirtiendo al cedente en un ser vacío y triste, una especie de sombra invisible que queda oculta bajo otra sombra mucho mayor, cual sería en este caso la sobre él proyectada por la parte dominante.

No pretendo tampoco con esto negar la necesidad de sacrificar de vez en cuando parte de los deseos propios en aras a que una concreta relación sentimental funcione. Sucede de hecho así. Al fin y al cabo, cuando dos personas toman la decisión de compartir y tirar juntas a lo largo de un determinado camino, si en algún momento dado dicho camino se bifurca y tales personas no se muestran de acuerdo en elegir uno u otro lado de la bifurcación, o bien una de ellas cede en su apetencia, o bien no tendrán más remedio que separarse y seguir cada una por el lado elegido. Eso es obvio. Ahora bien, entiendo que en tal caso lo que se está produciendo no es una cesión propiamente dicha, sino una elección, una elección tal vez en contra de nuestro propio deseo, pero elección al fin y al cabo. Y eso no sería del todo negativo. Los tiras y afloja son de hecho comunes en las relaciones de pareja.

En cambio, lo que sí se me antoja enteramente negativo es la persuasión para que sea siempre uno de los miembros quien ceda, bajo la amenaza (explícita o tácita) de la estabilidad en el seno de la pareja. Quizá hoy, al margen de los popularmente conocidos como "calzonazos", pueda parecer esto una barbaridad, pero hasta no hace mucho tiempo en la mente de la mujer se inculcaba precisamente, y desde la más tierna infancia, esta idea de continua cesión en el seno de la pareja. Y esto ya sí que no sería elegir, sería olvidarse de uno mismo, doblegar la propia personalidad en aras a complacer las apetencias del otro, lo que de ninguna de las formas puede conducir a la felicidad, al menos no a largo plazo.

En fin, que la frontera entre ceder y elegir es a veces difusa, incluso en ocasiones para los propios afectados, que en aras a mantener a flote una determinada relación pueden pensar que eligen cuando en realidad ceden, y también viceversa, que diría Benedetti. Me pregunto en cualquier caso cuántos en este foro serán cedentes y cuantos, por decirlo de algún modo, exigentes, es decir, de los que exigen a su pareja de turno que cedan constantemente ante sus deseos.
 
Antiguo 03-Sep-2019  
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Y luego hay mucho manipulador que utiliza la psicología inversa para dar a entender al otro que elige, cuando realmente no lo hace. Una "ilusión de realidad" como la de sustituir verdaderas necesidades por necesidades creadas. Eso aliena que da gusto y muchos no son conscientes de ello.
Esto entroncaría con quienes confunden amor, respeto y educación con decir a todo que sí y no discrepar nunca. Lo cual resulta falso e insano.
 
Antiguo 03-Sep-2019  
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Iniciado por Danteojos Ver Mensaje

hasta no hace mucho tiempo en la mente de la mujer se inculcaba precisamente, y desde la más tierna infancia, esta idea de continua cesión en el seno de la pareja.

Si esto fuera así, (yo tengo mis dudas, pero sería otro debate), ya no hablaríamos de cesión, sino de una manera de "normalizar" ciertas conductas o roles dentro de la pareja/familia. Cuando haces lo que se considera debes hacer, cuando es lo "normal", la idea de cesión directamente desaparece.

Se puede elegir ceder o no. Si eliges ceder de forma repetitiva en contra de tus deseos, con la consiguiente frustración, acabarás alimentando un resentimiento que tarde o temprano "explotará". Resentimiento hacia la otra persona y hacia tí mismo.

Cierto que a veces es necesario ceder para poder encontrarte a medio camino con la otra persona. Lo contrario sería tiránico. Pero dónde está ese punto medio? Supongo que el que lo vive lo sabe
 
Antiguo 03-Sep-2019  
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No creo que todas las parejas reflejen esa dicotomía que expones. Bueno, tu mismo lo has dicho. No es todo blanco o negro. Es posible incluso que una parte ceda en unas cosas y otra en otras en gran porcentaje de las relaciones.

Lo que pasa muchas veces es que la gente mantiene relaciones desiguales tan solo por no estar solos. Luego durante las rupturas la parte fuerte no considera haber perdido nada, mientras que la parte que cedía parece verse derrumbada porque quizá tenía idealizada a la otra persona.

Yo esto lo he vivido. Me consuelo pensando que quien realmente pierde es la parte fuerte, porque a veces difícilmente encontrará de nuevo otra persona que estuviera dispuesta a dar lo que esa persona enamorada de verdad hubiera sido capaz de dar porque realmente amaba, aunque fuera fruto de esa idealización (que también forma parte del enamoramiento).

No se suele valorar lo que se tiene seguro; es algún estúpido mecanismo de nuestras mentes que no denota ser muy racional. Tenemos esa parte animal que tira de nosotros arrastrandonos a veces a cometer actos que no tienen ni pies ni cabeza.

Luego injustamente menospreciamos a los animales cuando tienen conductas, a mi ver, más honestas e incluso hasta a veces más "racionales" que nosotros.

Digamos que nuestra parte animal nos hace estúpidos, sin embargo, es esa falta de raciocinio la que hace más armoniosa la vida sexual de los animales, con conductas, ciclos y mecanismos que no parecen interferir en sus vidas hasta un nivel tan extremo como para poder causar depresiones y toda la ristra de inconvenientes que no dejamos de sufrir. Siempre y cuando se dé esa vida animal en su estado natural. No hablo del pobre perro loco por aparearse que vive en piso de 70m cuadrados.

Parece que los humanos desnaturalizamos las cosas. Las hacemos más complicadas de lo que son. Dos aves silvestres no se plantean el ceder o el elegir. Simplemente viven, actúan...

Todo eso ha terminado por desencantarme del sexo y las relaciones amorosas. No quiero complicarme tanto la vida. Así que yo ni cedo ni elijo. Vivo al margen.
 
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