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Estaba en el hospital, acostado en una camilla, sin poder moverme, sin poder incorporar mi torso y aun más difícil sin poder hablar. Junto a mi se encontraba un señor, orgullos pero muy humilde, no nos conocíamos, pero en mas de una oportunidad me ayudaba, dándome agua...
El señor Vladimir podía caminar, comer y hablar, solo tenia un abrazo roto, yo le miraba y sentía envidia, quería estar como él, quería moverme, comer, hablar, quería ser un poco normal, si embargo en los ojos del él, había una gran tristeza, yo no lo sabia en ese entonces, en el accidente que él tuvo, estaban sus dos hijos de 8 y 5 años, ellos se encontraban, en terapia intensiva y su esposa, a ella tenían que rescontruirle el rostro y amputarle uno de sus brazos, en ese momento entendí, que aunque mi situación era muy difícil a mi alrededor y aunque no lo pareciera, muchas personas sufrían mas, hubiese dado mi vida para ayudar a la familia de ese señor que no conocía...
Cuando me dan el alta del hospital, ya sus dos hijos estaban bien y surgió la posibilidad de salvarle el brazo a su esposa...
Todavía rezo, por el y su familia...
Somos egoísta al pensar que nuestros problemas son los únicos y los mas grandes... hay personas, como el señor Vladimir, que parecen estar mejor y no es así, sufren mucho más..!!!
Cuando estemos tristes, cuando nuestro mundo este cubierto solo de oscuridad, recordemos que hay quienes están en una peor situación y aun así, continúan adelante, ayudan a los demás, siendo ellos dignos de admiración.
Seamos nosotros también dignos de admirar…
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