Llevo varios años yendo a clases de inglés. Somos varios grupos del mismo nivel, y cada comienzo de curso suelen mezclar los grupos. Tenemos clase dos días a la semana, dos horas por día. Este año hemos acabado siendo 6 personas, 3 de mi anterior grupo y 3 de otro grupo a las que no conocía de nada.
Dentro de estas 3 personas “nuevas” hay una chica de más o menos mi edad. No es especialmente guapa (para nada es fea), normal de tipo y buen nivel de inglés. Desde el primer momento me gustó, pero me di cuenta de que era bastante seca conmigo y las otras dos personas de mi anterior clase. Ni decía hola, ni adiós, nunca nos hablaba por iniciativa propia, y si la saludabas, pues te devolvía el saludo por obligación y poco más. Con sus dos compañeros actuaba, podría decirse, como una persona normal.
Un día saliendo de clase con una compañera/amiga, con la que llevo en clase varios años y hay confianza, yo la taché de “sosa, rancia, y que da pereza ponerte a hablar con ella”, a lo que mi compañera se rio y sin conocerla más que yo, me dijo que estaba equivocado, que simplemente era “muy tímida”.
Dio la casualidad que en las siguientes dos clases, tuvimos dos roll plays en los que nos tocó de pareja. Total, que entre que la iniciativa y las ideas las puse yo y que acompañé todo con algunas gracias y tonterías, pues la susodicha acabó los dos días encantada y riéndose a carcajadas. Comprobé que, efectivamente, todo era timidez.
A partir de aquí el cambio fue brutal. Empezó a hablarme, saludarme, preguntarme dudas cuando era evidente que podía haberse ahorrado las preguntas, empezó a tocarme los brazos o el hombro al hablar, hablábamos de aficiones, etc. Un día en medio de la preparación de una exposición y como parte del buen rollo que teníamos la puse un mote, empecé a llamarla así y ella empezó a reírse como loca y me puso a mí otro en plan venganza. En fin, que el cambio fue radical, y sólo conmigo, no con el resto.
Sonará exagerado, pero en menos de dos meses pasé de verla como sosa y rancia a ser un auténtico encanto, y más cuando vimos que compartíamos aficiones. Vamos, que conectamos bastante.
A la vuelta de Semana Santa estuvimos comentando las vacaciones. Me dijo “hemos subido a esquiar a Sierra Nevada…” Y ahí hice la pregunta del millón: “¿Hemos? Amigos, marido, familia…” Y soltó la respuesta maldita: “Con mi novio.”
Agggghhhhh!!!!!!! Maldición!!!
A partir de ahí eché un poco el freno. Una tía con novio no está en mi disparadero. Primero por respeto, y segundo porque tengo todas las de perder. Lo gracioso es que cuento más freno aplico yo, más acelerador pisa ella. Mi amiga me ha llegado a preguntar si estamos liados. No conozco a su novio, ni si llevan poco o mucho tiempo, ni si están bien o están mal… ni me interesa. La chica me sigue gustando pero no está disponible, me guste o no.
No sé muy bien cómo actuar a partir de ahora. Cambiarme de clase no es opción: estoy muy a gusto y no valoro cambiarme. Hacerla “el vacío” tampoco: ni yo soy así, ni es viable hacerlo en un grupo de 6 personas con actividades marcadas por la profesora. De momento estoy tratándola como al resto de gente (es decir, un poco más frío que antes) pero maldita mi suerte, las últimas actividades nos han tocado juntos (he llegado a pensar que la teacher nos pone juntos a propósito) pero se hace difícil visto el cachondeito que se lleva ahora la jodía.
|