Son muchas las personas que dicen que les gustaría ser felices, encontrar la felicidad de una vez, pero... ¿qué es la felicidad? yo definiría la felicidad como un estado emocional, simplemente.
Ahora bien, debemos antes entender que toda emoción y sentimiento ya lo llevamos dentro de nosotros, es decir, no hay que buscarlo porque ya lo tenemos.
Os pondré un ejemplo: una persona no busca el amor ni lo va encontrar, pero bien es cierto que en las circunstancias idóneas se puede enamorar, o lo que es lo mismo, que nazca el amor en ella hacia otra persona.
Al igual que hay unas circunstancias que posibilitan que nazca ese amor, hay unas características que se han de tener para hacer posible que en nosotros nazca la felicidad, algunas de las cuales mencionaré:
El autoamor. ¿Te has preguntado por qué estás aquí? Sólo te diré que estás, y ya por eso eres alguien importante, de lo contrario no existiría la necesidad de que estuvieras. Se que habrán momentos difíciles, pero no dejes que nadie destroce tu orgullo y te menosprecie, porque sin ti el mundo no sería lo que es. Quiérete, te tienes que mimar, porque eres una pieza clave en éste puzzle y nadie más lo hará. Se tu mismo y da lo mejor de ti mismo.
La paciencia. Todos tenemos unos ciclos vitales desconocidos, así que expresiones como “siento que estoy perdiendo el tiempo, no lo estoy aprovechando” o “voy a estar siempre así” son rídiculas, teniendo en cuenta que no sabes en que medida lo pierdes al no saber su extinción. La desesperación es algo malo, cambia eso por un pensamiento como “hay tiempo para todo, tarde o temprano todo llega” sin dejar de luchar por conseguirlo.
El autoaceptamiento. Aceptarte tal y como eres es muy importante, tanto para afianzar tu persona como para poder disfrutar de la vida. No te hagas comparaciones insanas con los demás porque cada uno tiene su ciclo y ha de seguir exclusivamente su camino. Un día me dijo un enfermo de cáncer : “mi vida no es como la de los demás y por ese hecho no voy a estar triste, cada uno tiene su vida y el deber es apreciarla para poder disfrutarla al máximo. En realidad tengo que aceptar que los demás forman parte de mi mundo, pero no de mi vida”.
El bien y el mal. Has de tener en cuenta que el bien y el mal se dan la mano, sin uno no existiría el otro, por lo que detrás de algo malo se esconde algo bueno. En ésta vida te encontrarás frente a dos tipos de situaciones: en las que podrás actuar y en las que no. En las dificultades que se te presenten y puedas actuar, lucha, lucha y pon todas tus ilusiones por hacerte paso entre ese camino y lograr lo mejor para ti (el bien) con autoconfianza y seguridad, siempre y cuándo no dañes a nadie. Ten en cuenta que está permitido caerse, pero es obligatorio levantarse. En las que no puedas actuar, reflexiona y date cuenta de lo buenas cosas que puede ofrecerte dicha dificultad, en última estancia perfectamente vale el aprendizaje de uno mismo (a través de los errores se aprende), si no puedes mirar en lo que es mira en lo que fue para ti, en lo que le ofreció a tu vida y sigue adelante (en el caso de alguna separación en la que ya no puedas hacer nada o no quieras). Es muy importante tener constancia de en qué situaciones se puede actúar y en cuáles no, pero siempre ten el bien delante.
El optimismo. Sabiendo que nuestro ciclo vital y camino son desconocidos, y que detrás de cualquier cosa mala tiene su lado bueno haciéndonos pensar que pase lo que pase será bueno para nosotros, tenemos dos opciones: esperar tristemente nuestro destino o aguardarlo con los brazos bien abiertos y una sonrisa en la cara... ¿cuál escoges?
La empatía. Haz un esfuerzo por no encerrarte en tu mundo y poder ver más allá, intentar comprender las actuaciones de los demás, ya sea para bien o para mal. Intenta ayudar a los que te rodean, ya que un “gracias” o una sonrisa te alegrará el día y esa persona te tendrá en cuenta. Si ves que alguien ha actuado mal contra ti o no puedes ayudarle, simplemente no hagas nada o haz lo mejor para ti si puedes, pero no trabajes con más mal ni dañes a nadie porque eso haría que el odio se apoderara de ti haciéndotelo pasar peor ese momento. Haciendo el bien te darás cuenta de que no estás solo en éste mundo.
Por último, una de las mayores causas de la infelicidad es el no tener sentido tu vida. Pues te diré como encontrarlo: cuándo te quieras y te aceptes luchando por tu bienestar, cuándo te caigas mil veces y te levantes mil y una, cuándo sigas exclusivamente tu ciclo y tu camino, cuándo veas la parte buena de las cosas irrecuperables y de las que están por llegar... acabarás encontrándole sentido a la vida, porque el único sentido que tiene es vivir, y cuando aprendar a vivir aprenderás a sentir la felicidad...
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