El poder de las masas

Danteojos

En “Omnibus”, un relato breve de Julio Cortázar encuadrado dentro del catálogo que lleva por título “Bestiario”, se recoge la experiencia de una joven que sube a un autobús y se siente de pronto flagelada por las miradas hostiles del resto de pasajeros, así como del revisor y del conductor del autobús. La protagonista ignora al principio el porqué de esa hostilidad silenciosa hacia su persona, hasta que se percata de que ella es la única de todo el pasaje que no lleva ningún ramo de flores consigo. Todos los demás llevan margaritas, gladiolos, claveles o cualquier otro motivo floral, por más que algunas de tales flores se vean ajadas y a punto de marchitarse. Pero eso es lo de menos, lo importante es que llevan flores. Ella en cambio no las lleva y tal disparidad provoca en los demás un indisimulado rechazo, al tiempo que a la protagonista la llena de ansiedad y zozobra. Por fortuna para ella, algunas paradas después se sube un hombre que tampoco lleva flores, lo que hace que la animosidad circundante se reparta entonces entre ambos. En la parada del cementerio se bajan todos los pasajeros, excepto ellos dos, no sin antes lanzarles una última mirada de reprobación y desafío. Ni que decir tiene que el desalojo del autobús por parte de los torvos viajeros provoca alivio en la pareja protagonista, quienes de modo mecánico se sientan juntos y comienzan a hablar de la tensa situación creada. Sin embargo, el conductor y el revisor del autobús prosiguen su escrutinio rencoroso, incluso el conductor amenaza varias veces con acudir hacia ellos con ánimo avieso, teniendo que ser sujetado por el revisor. Finalmente, la pareja se baja en su parada de destino, que era la misma para los dos, y ambos se ponen a pasear relajados… Lo curioso es que lo primero que hacen es acudir a un puesto de flores y comprar sendos ramos, y sólo entonces se sienten verdaderamente satisfechos y plenos.

Como resulta más que evidente, el corolario de este relato no es otro que la enorme fuerza que tienen las masas con respecto al individuo, hasta el punto que quienes marchan contra corriente terminan casi siempre siendo absorbidos tarde o temprano por esa marea irresistible que la masa constituye, sucumbiendo de este modo a su poder, aun a costa de ver anulada su personalidad individual por esa otra gigantesca que compone la masa unida.

Es triste, pero nos guste o no, es así

fj bulldozer

Ya lo creo, la masa, el borreguismo, tienes que ser como la sociedad quiera, no como tú quieres ser.

Lamentablemente, existen una normas sociales "no escritas" que te condicionan cumplir, aunque no estén recogidas en la Ley oficial. Puedo poner varios ejemplos sobre mi persona, cuando me criticaban de joven por ir vestido en plan rockero o por gustarme, siendo ya adulto, chicas de 18 o 20 años, aunque la ley lo permitiera y lo permita, pero que la sociedad impía me señalaba con el dedo por ello. Y me tenía que aguantar y tragarme mi ira hacia los criticones, porque si hubiese reaccionado con violencia hacia esos detractores, ya sí habría incurrido en un delito, muy especialmente si el detractor hubiese sido de sexo femenino. Así que había que tener paciencia y dejar la ira a un lado.

Menos mal que eso ya forma parte del pasado, pero yo sé lo mal que lo pasé en mi juventud, por tener mis propias ideas. Lo que sí me doy cuenta que sólo los ricos pueden ser ellos mismos y pueden permitirse el lujo en todo momento de pasar de la sociedad y más aún del pueblo llano y las masas.

Dspectabilis

Pues honestamente no creo que al menos a mi eso de seguir las masas se aplique, nunca me he dejado guiar por lo que opinen los demás, hasta en mi relaciones no caigo en lo normal, por que se supone que alguien como yo no debió haber tenido pareja como las que tuve, y sin embargo ocurrio.

No creo en el destino, no me guió en la opinión de los demás sin ante revisar la situaciones por mi mismo, no busco gustar a alguien solo por que los demás así creen que debe ser, me guío solo por mis propios principios y valores, que esta sostenidos en mis propias experiencias.

Yo si creo en el libre albedrío, en vivir la vida como uno quiere, y en tener la capacidad de razonar y tomar decisiones en favor de uno, a veces erróneas a veces buenas, pero al final uno las toma.

Por otro lado, el cuento de Cortázar no es en el sentido de poder de las masas, si no de un cuento de terror ya que lentamente y desde un contexto de algo que ocurre cotidianamente se va gradualmente a la rareza, la inquietud, la tensión y la sensación de un peligro inevitable y cierto, dejado la sensación de que la protagonista podría correr peligro solo por ser diferente... algo que en la realidad es frecuente, por que mientras más diferentes eres de la masa, la sensación de peligro esta ahí.

Danteojos

Ya, pero al final claudican al comportamiento gregario y compran las flores, que es en definitiva lo único que consigue calmar su ansiedad y disipar sus miedos.

No digo que no haya raras avis que puedan durante todo el tiempo permanecer ajenas al poder de la masa, pero evidentemente no es lo habitual. Tarde o temprano, todos (o casi todos) terminamos por comprar las flores.

Jose K.

En efecto el poder y la influencia de la masa es algo horrible que siempre ha existido.

Y aunque podamos culpar de ello al poder, al que le conviene un pueblo de pensamiento único, sin voces discordantes... lo cierto es que el borreguismo no sería posible sin la complicidad del individuo, que no contento con seguir la masa sin cuestionarse otra opción, quiere ejercer su parcelita de poder atacando y señalando al que no lo hace.

Yo hoy por hoy sigo a las masas lo menos posible. Pero también soy consciente de lo privilegiado que soy de vivir en un contexto en el que poder tener una cierta libertad individual sin que ello me acarree grandes consecuencias.

Soy consciente de que ir contra corriente en cualquier en cualquier dictadura, en cualquier lugar dominado por el pensamiento único influenciado por las religiones, donde cualquier acción contra la masa te convertía en hereje o pecador... donde la amenaza de ostracismo social es palpable y materializable en pérdida de trabajo, repudia, o incluso agresiones y violencia física... ahí es muy dificil pedir a la gente que vaya contra corriente. Y por ello siempre pienso que deberíamos evitar volver a esos tiempos oscuros.

En cierta medida lo viví en el colegio y el instituto, donde mi forma de ser no encajaba con la de los otros chicos de mi edad, y tuve que sufrir un continuo bulling por no ser considerado lo bastante "hombre", y eso se traducía en muchos miedos a intentar cualquier cosa por sentirme siempre observado y juzgado... y aún así admito que mi caso no era de los peores.

Lo que me entristece de todo esto es que en cuanto una sociedad avanza un mínimo en cuanto a libertades invididuales, hay gente que arremete contra ello. No soportan la idea de que esa dictadura de acción y pensamiento al que ellos se adaptaron ya no sea obligatorio, y sienten una infame necesidad de imponérsela a gente que se ha criado más "libre".

Aunque bueno, también prefiero no hablar mucho de los "librepensadores" que se hacen llamar así por seguir otro rebaño que no es el mayoritario.

fj bulldozer

También hay que decir que, en mi caso, me condicionó el vivir en un pueblo. Viviendo en una capital, habría pasado mucho más desapercibido. En las ciudades grandes, la gente no va juzgándote por si llevas tal o cual pinta, ni va olisqueando tus gustos sobre mujeres. Tienen cosas más importantes de las que ocuparse. Aparte que, en ciudades como Madrid o Barcelona, en muchas ocasiones, los vecinos ni se conocen. En cambio, en un pueblo, la gente se mete en la vida de los demás en todo momento, tal como me sucedió.

Yo de niño viví en una capital de provincia, mi cuidad natal. Pero a los 14 años nos fuimos a vivir al pueblo de donde procedía mi familia y ello supuso un cambio para mí en todos los aspectos; no fue un cambio precisamente para bien y de ello me daría cuenta con el paso de los años.

Ratoncitopáez

Hay un dicho popular que resume bastante esta cuestión, "¿a dónde va Vicente?, a donde va la gente".
Al final todos acabamos arrastrados por esa corriente social en mayor o menor medida.

No Registrada

Yo no creo eso, hay mucha hipocresía detrás de esas.palabras, mucho autoengaño, mucho fingimiento autoinfligido. Pero el que quiera que lo engañen pues adelante, poco podemos hacer los demás, no crees QLDXC.