Siempre he ido con precaución en la vida, como si ir lento me asegurara la estabilidad, que no caería.
La verdad siempre he tenido ese miedo mezclado con ese hastío recurrente no frecuente.
Siempre, hasta que llegaste tú y me enseñante a correr, a cerrar los ojos. Creerán que en esta historia tendrá final feliz, no no ocurrirá.
Eras dulzura en mi nunca, mas bien te recuerdo así, eras sensible, viniste para meterme en tu mundo, ese que poco o nada sabia yo.
La primera cita fue perfecta, de las que se leen en libros de portadas rosas. Tu con tu moto y yo agarrada a ti temblando y a la vez mirando el paisaje que tanto se parece a ti el mar tranquilo, sosegado misterioso cuando me dejaste en casa me besaste y solo se me ocurrió decirte como una niña me debo ir.
La segunda cita me llevaste a un restaurante caro, italiano. Apareciste impoluto con tus mas de 190 cts y mis 180cts eramos dos vigas que todo el mundo se fijaba, esa noche paso lo que debía ocurrir y de lo que no me arrepiento, me acoste contigo.
Después vinieron muchas mas visitas nocturnas y diurnas, vino tu cumple y el mio, solo habían pasado tres semanas y estabas en mi mundo eras mi chiquitin, mi novio.
Ahora no estas, decidiste que en la vida hay prioridades, yo te entiendo no te juzgo te espero porque Si te vas, dedicare mi vida a desear que vuelvas, si te quedas celebraré tu compañía como si hubieras vuelto.
|