Así es. En los países escandinavos, las mujeres jóvenes tienen ayudas del gobierno de cara a la maternidad. Aquí eso es ciencia ficción, impensable, con la excusa de que las ayudas económicas generarían ninis por doquier, gente que aspira a vivir de las subvenciones, sin propósito alguno de trabajar.
En Escandinavia no hay casi envidia ni picaresca, todo lo contrario de Hispanistán. Tendrán otros defectos, que no serán pocos. Pero estos precisamente no.
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