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No tiene explicación alguna, porque no hay comparación que hacer. Es la costumbre que se nos ha inculcado de relacionar cosas que no tienen relación entre sí.
Es como decir que toda persona blanca es mala o que toda persona negra es buena.
Que alguien sea bueno en lo que hace no lo convierte bueno en ninguna otra cosa. Si es científico no le hace buen cocinero, no le hace buen conductor, ni buen administrador, ni buen padre, ni buena persona, etc.
Es una visión que se nos ha inculcado de reverenciar a cualquiera con poder, admirar sin restricciones y blanquear cualquier aspecto de su vida. Algunos lo han tenido clarísimo y le han usado a su favor como Pablo Escobar, que combinaba ser cabeza del narcotráfico colombiano con elaborados planes, por los que algunos sienten admiración.
Como vivimos en una sociedad que privilegia lo tangible, la producción y su resultado, se admira a quienes son altamente productivos en algo lucrativo y por lo contrario quienes no, son rechazados por una alta mayoría. Si estuviéramos en otro tipo de sociedad o grupo nos maravillaríamos con otros aspectos, como ejemplo: la obediencia.
Hace unas décadas ser artista era ser un vago, hoy como la sociedad lo ha valorado todos aspiran a serlo.
Por ejemplo, quienes mostraban un alto conocimiento en temas esotéricos, eran reverenciados en tiempos pasados, porque la sociedad privilegiaba aquello como valor y hoy son mirados con poca credibilidad y burla.
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