¿Os acordáis del cuento de Pinocho? Se trataba de una marioneta fabricada en madera, y que cobra vida teniendo unas cuantas aventuras y que siempre le crecía la nariz por mentiras…
La cosa de recordar esto, es porque creo que todos en un momento dado nos hemos podido sentir un poco “Pinochos” por contar pequeñas mentiras piadosas, o más bien, un poco “Pinochos” porque hemos sido marionetas sin más. Digo esto porque en ocasiones nos encontramos a lo largo de nuestra vida con personas que se creen precisamente eso, que somos marionetas y que pueden mover “nuestros hilos” a su antojo, creyendo que podemos reír y bailar o alegrar cuando ellos deciden y parar cuando ellos lo creen oportuno, como si fuéramos un “monito de feria” con el que contar cuando algo va mal o se encuentran tristes por algo, y luego cuando su ego o vete a saber qué cosa está por las nubes si te vi no me acuerdo y esfumarse como tal, como si de una nube ellos se tratara.
Creo que todos pasamos por rachas buenas y rachas menos buenas (no las quiero llamar malas) y creo que se debería dar la vuelta al cuento, creo que no deberíamos dejar que nos trataran como a esa marioneta, sino que nos deberíamos convertir más en Pepito Grillo y pararnos a juzgar en si la actitud de esa persona es buena o no y por tanto obrar en consecuencia, sin pensar en qué pasará después. Acaso, ¿esa persona piensa en cómo te sentirás? ¿qué pensarás?.... creo que más bien se confunden de cuento y quieren convertirse en la Bella Durmiente, por aquello de estar tumbadados en un diván tipo psicologo jeje.
Al hilo de esto, me viene una conversación que tuve y un hilo que se borró, pero creo que en parte nos dejamos un poco y salvando las distancias, convertir en esa marioneta, porque nos enfadamos con esa persona, y nos distanciamos estando más o menos distantes, teniendo épocas de llevarte superbien y otras de no aguantarse un pelo, pero nos dejamos “convertir” en esa marioneta, porque tal y como decía ese hilo de ese post, en ocasiones aparecen en nuestra vida personas que de alguna u otra manera nos marcan y con las que te resulta muy difícil cortar esa conexión, porque piensas que tu vida no será igual sin esa persona, porque sabes que le aprecias mucho, porque lo pasas bien etcetcetc, pero cada vez más creo que me estoy convirtiendo en ese Pepito Grillo, y de echo ya estoy obrando en consecuencia y en mi vida se irán dando cambios y haciendo esa limpieza necesaria para que mi vida pase de ser en ocasiones ese Pinocho a ser el Patito Feo, por lo que mi vida será como ese bonito cisne que aparece al final del cuento.
¿Alguien más se anima a ser ese cisne?
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