El collar

Danteojos

En el relato titulado “El collar”, el escritor francés Guy de Maupassant, discípulo de Flauvert, narra la experiencia de una mujer de escasos recursos que un día es invitada a un baile al que acudirá la más alta burguesía de la sociedad; ese día quiere lucir radiante, por lo que le pide prestado un collar a una vieja amiga suya de gran fortuna, collar con el que consigue incrementar su belleza y obtener un inusitado éxito en el baile. Sin embargo, a la salida del mismo extravía la joya, y no queriendo pasar apuro ante su amiga, decide pedir un crédito a unos usureros para poder reemplazar la joya comprando otra idéntica. Así lo hace, pero el esfuerzo económico resulta tan desmesurado que durante los diez años siguientes tiene que trabajar de limpiadora y someterse a todo tipo de privaciones para poder devolver el dinero. Al cabo de ese tiempo se reencuentra con su amiga y decide sincerarse con ella, contándole todo lo que sucedió. La amiga se queda perpleja y le dice que los brillantes de aquel collar eran falsos, que no valía apenas nada y que, por tanto, no hubiese sido necesario tamaño esfuerzo.

Triste, ¿verdad? Sólo queda el consuelo de que al menos la pobre mujer disfrutó de una noche memorable, una noche de éxito absoluto, tuvo en definitiva esos minutos de gloria que, si creemos a Andy Warhol, todos tenemos en un momento dado.

Así es a fin de cuentas la vida: nos esforzamos por cosas que en el fondo son tan inútiles, nos guiamos por estímulos tan bizantinos; somos, en fin, tan insignificantes, tan poca cosa

Visande

Sí, muy triste. Pasaría de ser joven a no joven durante esos 10 años.

No veo ese consuelo de la misma forma. Si la mujer, en vez de aprender la lección de ser ella misma y quererse a sí misma, recordase esa noche como un éxito, significa que seguiría tan vacía como al principio.

Generalizas al mencionar que nos esforzamos por cosas inútiles. Pues estoy bastante de acuerdo con esa generalización Noto que va aumentando la conciencia de la búsqueda de felicidad en vez del dinero, pero dicho despertar es muuuuuuuyyyy lento. En un programa de La Rosa de lo Vientos en OndaCero hablaban de un estudio acerca de lo que la gente se arrepiente en su lecho de muerte: quisieran haber trabajado menos para dedicar el tiempo a sus allegados, y haber expresado con palabras más a menudo su amor.

Danteojos

Yo creo que en el fondo todos buscamos la felicidad. El problema es que a menudo elegimos caminos equivocados para encontrarla.

En cuanto al tema en sí, apuntar que a esta lectura se le han dado generalmente dos interpretaciones, una que ahonda en el orgullo y la falta de valentía como causas principales de la desdicha de la mujer, orgullo y cobardía que le impidieron contarle en su momento a la amiga el percance sufrido, lo que le habría ahorrado todo el sufrimiento posterior; y otra que, por el contrario, ve justo lo contrario, una enorme valentía y honradez en la mujer, que sacrifica una parte de su vida por restituir el collar.... Cada uno podrá, pues, interpretarlo a su manera

Ginebra

Yo es que soy más práctica, habría preferido pasar un mal rato contando la verdad a mi amiga que pasar por lo demás.

Esto hablando hipotéticamente, porque a mi las joyas como que no...

Danteojos

Sí, supongo que es la opción más razonable... El problema es que a menudo el orgullo y la vergüenza se alían para anular a la razón.

Maravilloso

Esto precisamente lo hablábamos hace poco con un amigo.

Tendimos a darle demasiada importancia a muchas cosas que en el fondo son vanales.

El ejemplo más claro es el trabajo, pues casi todos los que trabajamos no tenemos que salvar el mundo y aún así somos capaces de sacrificarnos como si de no hacerlo bien o perder el empleo hubiese un cataclisma a escala mundial.

Y con esto llegamos a la conclusión que al menos en España se tiende a pensar que hay que trabajar para vivir, cuando en realidad el empleo no debería ser más que un complemento -necesario eso sí- de nuestra vida.

Hay pues cosas mucho más importantes como la salud o la felicidad en general.

Danteojos

Hola, Maravilloso.

Estoy de acuerdo contigo en el fondo, es decir, en que a menudo le damos excesiva importancia a cosas que, bien miradas, no son sino futesas.

Ahora bien, el ejemplo concreto que has puesto, el del trabajo, quizá no sea en estos momentos el más afortunado, dada la precaria situación laboral que se sufre en este país.

Pero vamos, que sí, que tienes toda la razón en lo de la insignificancia que tienen en realidad muchas cosas a las que revestimos de trascendentes.

Maravilloso

Mi trabajo está muy vinculado con el empleo en general (Riesgos Laborales) y la verdad es que estoy harto de ver a dos tipos de personas:

-La que se toma demasiado a pecho no perder el trabajo (hasta el punto que sigue en la empresa aunque esta no le pague o le regala horas o cosas peores).
-Y el otro extremo: gente que se conforma con el subsidio del paro hasta el punto de no aceptar ofertas que no son "de su agrado".

Es triste y además con el comentario me expongo a la crítica de más de un eludido, pero pienso que esta es la causa por la que el sector laboral esté tan mal actualmente y refuerza mi teoría que aquí erroneamente se trabaja para vivir.

Danteojos

Entiendo lo que quieres decir, pero piensa que existe gente que necesita ese trabajo para poder mantener a su familia, con lo que no le queda muchas veces otra que tragar.

Estos otros o son unos vagazos de tomo y lomo, o bien cuentan con otros ingresos extras más allá del subsidio