El BBVA propone una reducción de las indemnizaciones por despido procedente con la aplicación de un sistema que favorecería que buena parte de los temporales se convirtieran en indefinidos. El método establece que el trabajador recibiría un “salario diferido” del 2,19% de su retribución total, que quedaría en un fondo para el despido. Esto supone ocho días de sueldo por año trabajado y siempre sería propiedad del empleado; si no es despedido, podría disponerlo tras su jubilación y, si cambia de empresa, se lo llevaría consigo. Este sistema es conocido como el modelo austriaco.
De esta forma, en caso de despido tras el primer año la empresa no pondría nada (frente a los 20 días actuales), el segundo año aportaría cuatro días, el tercero, ocho y, a partir del cuarto, 12 días. La indemnización inicial del contrato indefinido sería más baja que la de los temporales.
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