El amor es inmortal, nació en el origen de los tiempos y estará hasta el día del juicio final (sea ese día místico o catastrófico). Los que queremos practicarlo somos los imperfectos, los que descuidamos y dejamos que esa pequeña parte que el nos cede para nuestro uso y disfrute (o a veces para nuestra desesperación ) se acabe marchitando.
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