El amor debe ser de a dos

Clas

Hay una historia que tiene que ver con esta cuestión desesperada de la necesidad de amar y aquel que está constantemente como en un pedestal esperando que el otro haga. Están estos amores desbalanceados, disparejos como que hay una desproporción, hay uno que da mucho y el otro que recibe.
Este que da mucho no es que tiene una gran capacidad de dar, tiene una gran necesidad de recibir, que es al revés, es decir porque no da desde el placer de dar, da para recibir.
Entonces siempre se decepciona porque no hace en realidad por él, sino que está haciendo por el otro lo que hace, pero para que le vuelva, para que le reconozca, para que de alguna manera lo compense.

Cuanta una historia que había una princesa muy bella, muy graciosa, graciosa de la agradable, muy pretendida. De un reíno al cual circundaban otros reinos y llego la época la edad de la princesa en que debían esposarse. Entonces príncipes, pretendientes con altos títulos de nobleza codiciaban a ésta bella señorita que tenía que darse en matrimonio por disposición de su padre el rey, quien en algún tiempo pensaba abdicar al torno, así que aquel que se casara con la princesa terminaría siendo rey de esta comarca.
Cuenta la historia entonces que de muchos lados vinieron estos pretendientes, estos príncipes, señores, nobles que no solo ofrecían el amor a la princesa sino que además de esto mostraban sus posesiones, sus fortunas, sus riquezas. Y dice la historia que un muchacho, y un plebeyo que habitaba este pueblo también estuvo en este evento de presentación a la princesa para sus pretendientes y cuando llegó su turno sin poder mostrar nada de posesiones le dijo – “hermosa princesa tenemos casi la misma edad y desde niño te amo, desde niño te adoro, desde niño te sueño, es como que he guardado mi corazón únicamente pensando siempre en vos para darte todo lo que he sentido”. La princesa se sintió más que halagada por éstas palabras de éste muchacho que encendido sus ojos incluso enjugados en lágrimas era innegable que sentía esto que decía, este verdadero y sereno y amoroso amor, y dijo – “nada tengo para ofrecerte, pero puedo mostrarte todo esto que siento y me comprometo a estar 90 días y 90 noches al pie de tu ventana”. – “no tendré más alimento que el agua de la lluvia y más cobijo que la luz de la luna al anochecer, permaneceré con mis ropas y de esa manera 90 días y 90 noches”. La princesa se conmovió tanto por lo que éste joven decía que le dijo – “si lo logras me casaré contigo”. Todo el mundo rumoreo en la corte, nadie podía creer esto. Pero bueno su padre no era un rey tirano, así que le concedió a nuestra princesa este deseo.
Entonces aquel muchacho, aquel plebeyo tan amante empezó su travesía y pasaban los días y las noches, incluso esto había comenzado en otoño, llegó el invierno y las nieves empezaron a caer, padecía estos fríos y en la mañana tembloroso el sol lo cobijaba para poder recuperar de vuelta . Y pasaron 70, 71 días y 73,75 y cada tanto se podía observar que desde la ventana, del cuarto de la princesa la cortina era corrida y cada tanto la muchacha observaba a su amante en tremendo sacrificio por amor. Ya la gente del pueblo, aquellos que conocían a éste muchacho habían comenzado a preparar el festejo, porque iba a ser uno de ellos un príncipe cosas que nunca había sido alcanzada y uno de ellos un rey. El rey de ellos habría salido de aquel pueblo o saldría mejor dicho.
Faltaba muy poco había llegado el día 80, 81, 83 y el muchacho estaba ahí, su amor lo sostenía. él le ofrecía todo a esa princesa que quería que fuera su princesa .
Llegó el día 87,88,89 y el pueblo alborotado se reunió en la plaza mayor del pueblo y faltando una hora, una hora de 90 días y 90 noches, faltando solo una hora para ver cumplido aquel compromiso con las fuerzas que le quedaban se levantó y se fue.
Todo el mundo quedó desconcertado, no es que un estado de salud le hubiera impedido cumplir, estaba débil pero estaba. Por sus propias fuerzas se pudo incorporar y marcharse.
Unas semanas después mientras deambulaba por un solitario camino, un muchacho de la comarca lo alcanzó y le preguntó a quema ropa –“¿Qué fue lo que te sucedió?, estabas a un pasó de lograr la meta, ¿por qué perdiste es oportunidad?, ¿por qué te retiraste?”
Con profunda consternación y unas lágrimas, mal disimuladas, aquel joven contestó en voz baja… -“ Ella no me ahorró ni un día de sufrimiento, ni siquiera una hora, en realidad no merecía mi amor”.

Y cuando uno transita la vida detrás del amor de alguien y aquel no le ahorra uno, ni un día ni nada de sufrimiento, aquel no deja que uno proyecte ese deseo de amarlo y permite que se concrete esa historia, aquel se sube a lo alto y pretende que uno escale y escale eternamente para alcanzarlo, entonces uno debe tomar lo que tiene e irse para siempre porque en realidad nadie merece nuestras lágrimas si no es capaz también de llorar por nosotros.

Renacida

esa historia la contaban en Cinema Paradiso donde el protagonista hace la misma hazaña, preciosa pelicula.

jell22

Huuuuuuuuuuufffffffffffffffffff que super historia me llega en el mejor momento, ojala mucho puedan leerla, comprenderla y aplicarla, muchas gracias gran aporte.
:apla uso:

Inveniet

Una vez mas gracias por esas historias que nos hacen reflexionar!