La rivalidad de los machos para conquistar a la hembra es una ley natural. Pasa en todas las especies, o dime una sola en la que sea el macho quien elige a la hembra. Precisamente por eso la naturaleza dotó de grandes cornamentas a los ciervos, y de vivos colores a los pavos reales, por ejemplo. El más hermoso de los machos, y en otras ocasiones el más fuerte, es el seleccionado por la hembra, movidas únicamente por el instinto de perpetuación de la especie.
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