Yo pienso que si de verdad has amado una persona, por mucho que a la postre las circunstancias te hayan llevado a romper con ella, lo natural es que con el tiempo tengas interés en saber cómo está, cómo le va la vida, cómo se siente… Es algo humano, digo yo. En mi caso, siempre he intentado llevarme bien con las personas a las que en un momento de mi vida llegué a amar, y de hecho soy amigo de todas ellas, excepto de la última, cuyo orgullo herido le llevó a no querer saber nada más de mí, hasta el punto de convertirse en una maleducada que ni siquiera me dio las gracias cuando le felicité por su cumpleaños, lo que a su vez me llevó a borrarla de mi lista de contactos. Pero con las otras me llevo bien, ¿por qué tendría que llevarme mal?, y nos escribimos o llamamos de vez en cuando para saber de nuestras vidas, e incluso si se tercia podemos vernos para tomar algo y charlar sin problema alguno.
Otra cosa es cuando la ruptura vino motivada por malos tratos de cualquier índole, ya fueran físicos o psicológicos, o si hubo insultos continuados que propiciaron un resentimiento ya difícil de superar. Pero si no es así, insisto en que lo natural sería que siguiese habiendo un cierto afecto entre las personas que se amaron, afecto que hace del todo lógico y normal que de vez en cuando se saluden o intercambien cualquier tipo de correspondencia.
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