Efectivamente. Es que sin conocernos a nosotros mismos no deberíamos nunca entablar una relación con nadie, Poseso. Porque el desconocimiento lleva al error la mayor parte de las veces.
- Si no nos conocemos, no amamos lo bueno que hay en nosotros, lo que conduce a la baja autoestima y al consentimiento de tratos discriminatorios o vejatorios hacia nuestra persona.
- Si no nos conocemos, tampoco sabemos lo que queremos, con lo cual damos entrada a personas que nada tienen que ver con nosotros, y por eso son más frecuentes los descalabros sentimentales.
- Si no nos conocemos, no sabemos decir no, porque tampoco conocemos cuándo queremos decir sí.
- Si no nos conocemos, no estamos presentes. Y vivimos en el pasado y en el futuro.
El proverbio más grande del Zen es
Aquí y Ahora. Y las dos expresiones implican conocimiento interior para que el exterior esté en comunión con él. La ignorancia del ser se convierte a la larga en ocasión de sufrimiento.