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Usuario Experto
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Pues aquí yo con mi historia, que todos tenemos una.
A ver cómo cuento éste tocho , sin hacerlo muy largo y un plastazo. Tengo pocas papeletas de que mi intención sea un éxito, aviso.
Hace unos 6 o 7 meses se acabó una relación de año y pico, con un hombre por el que sentí magia desde el primer momento, con el que viví cosas que creí que jamás experimentaría y menos a mi edad. Que no estaban hechas para alguien con mi forma de pensar.
Vamos, que me enamoré hasta las trancas. Ambos veíamos futuro a pesar de que los dos tenemos hijos pequeños, y vivíamos a kilómetros de distancia nos las arreglabamos para convivir todo lo que se podía.
Tuvimos un tiempo feliz aunque muy difícil, él enfrentando unos problemas muy gordos con su ex mujer, denuncias falsas y etcéteras etc. Pero nosotros vivíamos en una isla... nuestros hijos planificaban el verano pasado una boda para éste verano...
Para hacerlo corto, dentro de ése "paraíso" y sin que yo lo notara, él desarrolló dentro de su cerebro una obsesión. Una película con guión actores subtítulos y hasta créditos finales.
En su delirio yo le era infiel, según él, con un ex parejo mío del que, os juro, hará ya creo tres años que no sé si respira.
De mis dos parejas anteriores a él, se obsesionó patologicamente con ése. De nada sirvieron mis explicaciones, las conversaciones, mis argumentos, y que hasta me cargara mis propios principios de confianza y privacidad llegando hasta a mostrarle conversaciones de mi móvil, etc.
Él erre que erre. Tuvimos cuatro malas temporadas y un día ya desesperada le dije que cogiera sus cosas y se largara.
No era ni medio normal que yo viviera así...constantemente acusada, constantemente intentando probar inocencia. Las fiestas del 2016 al 17 debieron ser tal vez las peores de mi vida por éste tema, y lo quería como a nadie pero dije basta unos meses después.
Fue todo tan absurdo, tan injusto, tan doloroso... sé que el no tiene "culpa" de por sí, probablemente tiene un fondo de problema mental que no supe ver y además su matrimonio de 20 años se había roto tras una larga temporada de abuso psicológico e infidelidad de su mujer...que acabó dejándolo por otra chica.
Vamos que estaba mucho más dañado de lo que parecía, no obstante llevada al límite tuve claro que debo estar bien y feliz, por mis hijos y por mi.
Y además aunque creo que ya sobra aclararlo, en el tiempo que estuve con él o solo no fui infiel ni con el que él creía ni con nadie... Ni siquiera MIRÉ otros hombres... cosa en mí algo inédita em toda mi vida.
En fin. Tras lo que creí un duelo razonable, empecé a sentir ganas de hablar, conocer otros hombres, buscar alguien que esté en mi vida, tener sexo. No me planteo una convivencia, tengo claro que las familias a parches es muy difícil que funcionen y no voy a estarles metiendo un tipo por año em casa a mis hijos. La ruptura fue horrorosa, ellos perdieron a él y a tres amiguitos, los otros niños tres cuartos de lo mismo... No no, paso.
Pero tener alguien en mi vida, alguien que tal vez esté en la misma situación que yo.
Y la cuestión es que no siento nada. No sé qué me pasa. Nunca creí lógico ni normal, ni de personas fuertes, que tras una ruptura uno se quede seco, incapaz de sentir y aquí me veo. Con el puñetero síndrome de las alitas rotas. Y ojo, tuve mi vida y me dí mis serios tortazos (anda que no!) pero como ésto, nunca.
Tengo la sensación de que éste tipo me rompió la máquina que hace querer.
Conozco dos hombres estupendos... uno en la misma situación que yo, que tampoco quiere convivir, tras un mes de amistad, diversión y buen rollo, quedando con y sin críos, un par de veces quedamos y acabamos en su casa. Lo corté sin querer invertir más, porque él es de ésas personas poco demostrativas, un poco frías, después de dos noches estupendas igual ni habla, no inicia contactos etc etc . Lo encaré y me dijo que no se sentía preparado para tener una relación de pareja con obligaciones etc. Aunque lo habíamos hablado mucho antes, y ambos tenemos muy claro que ninguno planteaba convivir, conocer familias y todo el temita social.
Y yo no sirvo para el rollo "quedo para cenita y sexo y después ni contacto" . Así que le dí puerta, sentí que me quiere cambiar las reglas una vez empezado el juego y por ése aro no paso.
Le dije que empezáramos de cero, que a mi el follamigo no me va, que quiero a alguien presente en mi día a día.
El me dijo que nunca había pensado el "follamigueo" conmigo, que me consideraba algo más especial.
No hice por averiguar qué es eso más especial... O si fueron sólo palabras elegantes para salir del paso.
Pero si bien me picó unos días la moral... tampoco me siento demasiado devastada. Vamos a ver, el tío me gusta mucho, compartimos el mundo de la paternidad en soltería (que tiene muchos "qués") creo que somos ultra compatibles, pero nunca dejé de fijarme en todo lo que para mi eran "defectos"... Para ser franca me gusta pero no lo "sentía" como para un futuro.
Quedamos como colegas (tampoco lo puedo considerar un amigo de verdad) , él me "pone", y veo sus ojazos brillar al verme y me tienta ... Pero ilusión cero.
Y hace poco conocí a alguien que si lo pienso, es (O parece) per-fec-to para mi... Es... Todo lo que creo necesitar.
Y no sé qué puñetas me pasa. La ilusión, la química, las ganas, ése tontorronamiento inicial tan conocido, no llega.
Y estoy rabiosa conmigo misma.
Tanto que ayer pensaba "Chica, ya basta de idioteces HAZ que te guste..."
Pero no funciona así, ¿verdad?
El problema es que ya no sé como funciona, y nunca me había visto en una situación así.
Empiezo a tener miedo de no volver a ser capaz de sentir ilusión por amor nunca más.
Y eso sería (es) horrible en mi, yo no soy así, me pongo boba, sonrío sola escuchando canciones, me río mirando el teléfono.
Y dejando de lado mi núcleo, mi centro que son mis hijos, ¿vivir para trabajar, y roce social superficial, y nada más?
Éste es mi gran problema, no me reconozco ni en el espejo.
Por éso el título tonto, se me averió la máquina de enamorarme y dudo que haya repuestos.
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