Cuenta la historia

Carloto

Paso a resumiros cuanto mejor puedo mi situación. Bien es cierto que por mucho que me exprese, nunca serán suficientes las palabras para definir los sentimientos que nacen en una relación de pareja.

Bien, tengo 30 años y la otra persona otra persona 13 más que yo. Todo comenzó hace unos 3 años cuando nos conocimos en el trabajo, nunca fue una persona que me llamara la atención en exceso, no fue un amor a primera vista, pero bien es cierto, que nunca me desagradó.

Soy una persona que para mi edad considero, soy más maduro, en general, que la gente de mi edad. Siempre he tenido claro lo que quiero en mi vida, he tenido bastantes proposiciones de para pasar la noche, pero rara vez he cedido puesto que para mí el sexo es algo placentero, tras él, me siento vacío.

Busco una comprensión, un dialogo, un bienestar, unas miradas que te hagan sentirte querido, busco una compañía, soy una persona demasiado cariñosa y dependiente, necesito a la persona a mi lado.

Al meollo, ella es una persona casada, con dos hijos (14, 8 años), siempre me ha dicho que con su marido nunca se ha sentido, como siempre ha considerado que debía sentirse, querida; nunca le ha amado, se casó por “obligación” si quería irse a vivir con él. Llevaba algunos años queriendo dejarle, pero por miedo a no ser capaz de sacar adelante a su familia sola, por miedo a qué dirían sus padres… su educación en ese sentido es clásica, le costaba.

Hace 8 meses aproximadamente, ella comenzó el contacto conmigo, empezó a escribir por una red social, el vernos en el trabajo y el roce hizo el cariño, el tiempo hizo todo lo demás. Yo sabía que ella se sentía atraída por mí, mi voz, mi físico, mi forma fría de puertas para fuera… Cuando sólo nos conocíamos de unos pocos meses, una noche intentó besarme en una cena de empresa y yo lo esquivé, por aquél momento yo no imaginaba nada.

En estos últimos 8 meses, los 5 primeros no quedamos ni nos vimos fuera del trabajo y, en estos 3 últimos, comenzó el contacto fuera de él. Comenzamos a vernos, a conocernos más a fondo, estábamos muy ilusionados, hablábamos de todo, aunque a ella siempre le ha costado más expresarse, siempre me ha hecho sentirme bien, pero necesitaba sentir algo más de cariño para sentirme realizado. No veíamos problema alguno en lo que a edad, hijos y el qué dirán se refiere.

Hasta este fin de semana, todo había ido bien, ella venía a mi casa, pasábamos algunos ratos, los que disponía ella. En un par de ocasiones hemos dormido juntos, he visitado su casa, pero todo a escondidas, por su miedo a hacer daño al marido, que aunque verbalmente lo hayan dejado, ella sabe que él le sigue queriendo. Me ha hecho saber que por él ya no siente nada y en realidad yo noto que es así.
Quiere hacer las cosas bien y lentamente, por no hacer daño al marido y que tome represalias con sus hijos. Pero también me hace saber que soy la persona que siempre había soñado conocer, que soy muy maduro y tengo las cosas muy claras.
Como decía, este fin de semana pasamos juntos la noche, ella vino con su hermana y sus hijos, yo estaba con mis amigos, había necesidad de estar juntos y así fue, pasamos mucho rato juntos, hubo alcohol de por medio, no mucho, pero lo hubo. Ella siempre se ha escondido, únicamente sólo conoce la historia su hermana, con quien mantiene una relación muy cercana. Pero esa noche nos besamos en público, no sé si ella deshinibida por el alcohol, pero me ha dicho que no se arrepiente de lo que hizo.
Tras pasar la noche juntos, era hora de recogernos, ella me propuso estando presente su hija, irme a su casa a dormir y yo cedí. En su casa dormían tanto sus dos hijos como su hermana. La idea era que yo durmiera sólo, pero ella vino y durmió conmigo, me dijo que no quería que me sintiera sólo.

Al día siguiente, desperté exaltado al ver que ella lloraba, tenía un ataque de migrañas, habíamos dormido 3 horas, fui a comprar medicación para ella, cuando volví, se la di. No sabía qué hacer, si volver a acostarme con ella o marcharme, me sentía mal estando ahí por respeto a los hijos. Le dije al oído que me marchaba y ella ningún momento fue capaz de decirme que no, sí, estaba mal, pero consciente. Así que, me marché. Recorrí varios km hasta volver al coche, mientras mi estado era muy deprimente por lo que acababa de vivir.

A lo largo del día, ella convaleciente no sintió nada, imagino no fue capaz de hacerlo por cómo se encontraba.
Para mí esto ha sido un punto de inflexión en mi forma de sentir hacia ella. Dudo si su hija o su hermana le dijeron algo que la hiciera pensar, le pregunté y me dijo que no, simplemente su hermana le dijo que sobre todo tuviésemos cuidado con los niños.

Esta semana, me noto mucho más sensible, más necesitado de ella y a su vez, a ella algo más distante, aunque me dice que no.
Me siento mal, siento que no puedo ocultar mi necesidad de estar con ella, de tener que hacerlo a escondidas. Me duele, que ella no sea consecuente con sus palabras, si realmente soy la persona que siempre había querido amar, ¿por qué esperar?
He decidido esforzarme en no ser tan cariñoso, en intentar ocupar mi mente en otras cosas, sé que es un engaño que me puede pasar factura. Pienso que o hago tal práctica y me auto-engaño, pensando que no necesito el cariño que realmente necesito o pierdo a la persona que me hace sentir lo que en muchos años ninguna otra lo ha conseguido.

Podría extenderme horas escribiendo, pero en realidad siempre me quedaría con cosas por decir, así que mejor parar.

Únicamente quería escribir sobre mi situación y compartirla, llevo años queriendo encontrar a la persona que me haga sentirme yo, a gusto y poder disfrutar de ella. El amor no se puede frenar, llega cuando llega, nos podemos evadir ciertos ratos, pero está ahí y no creo que haya otra forma de olvidar más que con el paso del tiempo.


Gracias por la atención.