¿Tienes entre manos un proyecto que siempre terminas postergando?
¿Abandonas tus metas por cualquier motivo?
¿Siempre tienes una excusa para no dar el primer paso?
Quizá te estés autosaboteando sin saberlo. Una práctica mucho más común de lo que imaginamos en la que, sin pretenderlo, terminamos convirtiéndonos en nuestros peores enemigos. Descubre qué es lo que nos mueve a actuar de esta manera, cómo puedes detectarlo y algunas claves para dejar de autosabotearte.
¿Qué es el autosabotaje en Psicología?
El autosabotaje es todo aquel acto inconsciente que obstaculiza la consecución de nuestras propias metas o propósitos importantes para mantenernos en nuestra zona de confort. Se trata de un patrón de pensamientos, conductas y actitudes que surge sobre todo ante los grandes cambios de la vida o aquellas circunstancias que pueden suponer un cambio vital, como comenzar un nuevo proyecto profesional o una relación de pareja.
Básicamente, funciona como un mecanismo de defensa con el que pretendemos esquivar los peligros que nos aguardan ahí fuera. El problema es que, al evitar los riesgos, también limitamos las oportunidades de desarrollo. De esta manera, quizá nos sintamos más seguros, confiados o cómodos, pero no conseguiremos nuestros objetivos ya que toda gran meta siempre lleva implícitos riesgos que son necesarios correr.
5 formas comunes en las que te saboteas sin darte cuenta
El autosabotaje tiene mil caras. Puedes encontrar decenas de obstáculos que te impidan dar ese primer paso y conseguir tus metas. Sin embargo, existen algunas formas comunes a las que recurrimos la mayoría de las personas.
1. Excusas
“Soy demasiado joven, mayor, inexperto…”
“No tengo suficiente tiempo”
“Esperaré a tener suficientes ahorros, más experiencia, menos problemas…”
Las excusas son uno de los clásicos más utilizados para autosabotearnos. Básicamente, se trata de justificaciones que nos damos a nosotros mismos o a quienes nos rodean para evitar salir de nuestra zona de confort y afrontar los peligros que nos aguardan fuera. El problema es que lo que realmente se esconde detrás de esas excusas no son simples motivos, sino miedos que refuerzan tus patrones de autosabotaje, alejándote cada vez más de tus metas.
2. Procrastinación
Todos hemos procrastinado alguna vez en la vida. Ya sea retrasando esa decisión que tanto nos afecta, el inicio del proyecto que llevamos meses preparando o ese cambio de ciudad que tanto anhelamos, existen muchas maneras en las que postergamos una y otra vez nuestros sueños y metas sin saber que posponer decisiones importantes o tareas esenciales es otra de las formas más comunes de autosabotaje.
Lo peor es que al procrastinar no solo retrasamos alcanzar los objetivos que queremos, sino que con el tiempo esos objetivos se van acumulando y pueden sobresaturarnos y causar un estrés enorme. Una situación que, mantenida a largo plazo, también puede afectar nuestra autoestima, haciendo que nos sintamos incapaces y unos completos ineptos.
3. Perfeccionismo
¿Alguna vez te has quedado estancado en algún proyecto perfeccionando pequeños detalles o has retrasado tus planes porque no estaba todo como querías? Lo más probable es que estuvieses autoboicoteándote. Sí, el perfeccionismo es también una forma de autosabotaje y es mucho más común de lo que pensamos.
Dedicar demasiado tiempo a perfeccionar una idea, producto o proyecto puede convertirse en un obstáculo para tus propios planes, haciendo que retrases una y otra vez el objetivo que quieres alcanzar. Se trata de un círculo vicioso en el que te convences de que aún no estás preparado para dar el siguiente paso y te quedas estancado en un perfeccionismo que no acaba nunca.
4. Abandonar prematuramente
Otra de las formas más comunes de autosabotaje es dejar las cosas inconclusas y/o abandonar prematuramente los proyectos. En estos casos, hemos tenido el valor de salir de nuestra zona de confort y afrontar los obstáculos, pero nuestras inseguridades o el miedo a fracasar hacen que terminemos tirando la toalla antes de conseguir nuestra meta.
Excusas no nos faltarán a la hora de colgar los guantes. Siempre encontraremos algún motivo que nos impida finalizar nuestro trabajo y conseguir nuestro propósito. Vale destacar que esta manera de autosabotaje también puede manifestarse en la falta de persistencia o la ausencia de una sistematización que te ayude a conservar esa meta o hábito como parte de tu vida.
5. Evitar los riesgos
La vida es un riesgo continuo. Toda decisión, conducta o responsabilidad que asumamos trae implícitos peligros que tenemos que correr si queremos alcanzar nuestras metas. Sin embargo, no estar dispuesto a correr esos riesgos y quedarnos en nuestra zona de confort es también una manera de autosabotearnos porque nos impide seguir adelante.
Obviamente, no se trata de convertirnos en unos kamikazes que vamos de riesgo en riesgo por la vida, pero si queremos avanzar es importante asumir que tendremos que afrontar algunos obstáculos y peligros. No hacerlo nos puede mantener a buen recaudo en lo que consideramos nuestro espacio seguro, pero también nos arrebatará la oportunidad de crecer y desarrollarnos.
Las causas más comunes por las que te autosaboteas
Contrario a lo que muchos puedan pensar, el autosabotaje no es una forma de masoquismo. Detrás de ese “fracaso automotivado” no se esconde el deseo de sufrir o de que todo vaya mal, sino un miedo intenso que nos impide salir de nuestra zona de confort y enfrentarnos al mundo. Y ese miedo puede estar propiciado por múltiples causas.
1. Baja autoestima. Tener una autoestima inadecuada o negativa puede llevarnos a autosabotear nuestros propios planes ya sea porque no nos consideramos merecedores del éxito o no nos creemos capaces de conseguirlo.
2. Inseguridad. Las inseguridades personales también pueden convertirse en un factor que nos paraliza y nos impide salir de nuestra zona de confort ya que nos inyectan una duda constante.
3. Creencias limitantes. Pensar que existen profesiones asociadas al género o que solo las personas ricas o inteligentes triunfan en la vida, puede llevarnos a abandonar o autosabotear muchos de nuestros proyectos personales.
4. Conflictos internos. Los conflictos internos, esos en los que nuestras emociones y racionalidad no se ponen de acuerdo, también pueden ser motivo de autosabotaje porque nos paralizan e impiden tomar decisiones importantes.
5. Resistencia al cambio. Otra de las causas más comunes que se encuentran detrás del autosabotaje es la resistencia al cambio o el miedo a afrontar lo desconocido, un temor que nos protege de posibles peligros, pero que nos condena a quedarnos estancados.
6. Experiencias tempranas negativas. El autosabotaje también se aprende. De hecho, no es extraño que si creciste en un entorno que coartase tu motivación y limitase tus capacidades no hayas aprendido a arriesgarte y luchar por lo que crees, optando por autosabotearte una y otra vez.
7. Problemas de autocontrol. Tener un pobre autocontrol, falta de disciplina personal o de compromiso también puede ser causa de autosabotaje, como reveló un estudio realizado en la Texila American University, ya que te impide involucrarte de verdad con tus metas.
5 recursos para dejar de ser tu peor enemigo
Mujer trabajando alegre frente al ordenador junto a su gato
La buena noticia es que, independientemente de las causas de tu autosabotaje, es posible salir de ese círculo vicioso. El primer paso consiste en que hagas consciente qué estrategia/s utilizas para autoboicotearte, a fin de cuentas, es difícil que puedas luchar contra algo que no conoces. Luego, debes enfocarte en tus objetivos y encontrar la manera de salir de tu zona de confort. ¿Cómo lograrlo?
1. Alimenta tu motivación
La motivación es la fuerza impulsora que nos anima a salir de nuestra zona de confort y ponernos manos a la obra. Por tanto, será una buena aliada para ayudarte a vencer tus miedos e inseguridades, animarte a dar los primeros pasos hacia tus metas y mantenerte en el camino hasta que alcances tus objetivos.
Eso sí, no vale dejarte llevar por las expectativas ajenas o las recompensas externas, es importante que alimentes tu motivación intrínseca, esa energía interior que proviene de tus propios sueños e ilusiones. ¿Cómo hacerlo? Cada vez que te encuentres en una encrucijada o te sientas bloqueado pregúntate, “¿en realidad vale la pena? ¿es esto lo que yo quiero?” Si tu respuesta es afirmativa, escribe los motivos por los que es importante para ti y léelos cada día.
2. Mantén siempre en mente tus metas
Perder la motivación y desviarse del camino es mucho más fácil de lo que imaginamos. Sin embargo, si no quieres postergar o abandonar tus proyectos a mitad, es importante que te mantengas enfocado en lo que quieres. Comprometerte con tus metas te ayudará a no perder el rumbo.
Si lo prefieres, al igual que hiciste con tus motivos, puedes escribir tus objetivos en un papel que tengas a la vista para que puedas verlos a diario. De lo contrario, es recomendable que dediques un momento cada mes a reflexionar sobre tus metas, rencauzarlas si es necesario o analizar qué nuevas acciones puedes hacer para conseguirlas.
3. Aprende a luchar contra el miedo
Si permites que tus miedos e inseguridades te dominen, puedes terminar abandonando tus metas o, peor aún, quedarte completamente bloqueado en la línea de salida. Por este motivo, es importante que aprendas a vencer tus temores internos. Esto no significa que tengas que esperar a estar seguro de ti mismo para lanzarte, sino que debes aprender a gestionar los miedos para atreverte a dar el primer paso, a pesar de ellos.
¿Cómo conseguirlo? Piensa en el peor escenario que podría sucederte. ¿Podrías fallar? ¿Perder una inversión de dinero? ¿Gastar una enorme cantidad de tiempo? ¿Qué perderías si todo sale mal? Cuando eres capaz de imaginar todo lo que podría suceder y te das cuenta de que en realidad no es tan malo como pensabas, te sentirás más libre y seguro para ponerte manos a la obra.
4. Da un paso a la vez
Lanzarte de a lleno en un proyecto desde el primer momento puede resultar atemorizante a la vez que agobiante. Es completamente comprensible. Si llenas tu mente de una cantidad enorme de tareas, responsabilidades y objetivos, es normal que termines superado antes de haber puesto la primera piedra. Por eso, una buena estrategia para evitar que esto suceda consiste en dar pequeños pasos que te faciliten el proceso y te acerquen a tu objetivo final.
En lugar de planificar grandes bloques de tareas, divídelos en acciones sencillas que puedas ejecutar con mayor facilidad. No te exijas demasiado, sobre todo al inicio. A medida que vayas avanzando, comenzarás a ganar en seguridad y cada paso se convertirá en el aliciente del siguiente nivel.
5. No te juzgues
La mayoría de las personas nos hemos autosaboteado al menos una vez en la vida. También nos hemos equivocado y fallado. Nos sucede a todos. Por tanto, evita juzgarte o criticarte por algo que forma parte de la esencia humana. Por supuesto, esto no significa que no mires en tu interior para mejorar, sino que deberías evitar sentirte culpable por cómo has hecho o haces las cosas. A fin de cuentas, todos hacemos lo mejor que podemos con las herramientas y experiencia que tenemos ahora a nuestro alcance.
En lugar de juzgarte, intenta comprender por qué te has autosaboteado o fallado. De esta manera, no solo entenderás mejor de dónde proviene ese comportamiento, sino que podrás tomar cartas en el asunto para intentar remediarlo.
Sin duda, trabajar duro para hacer realidad tus sueños no es fácil, pero no tanto por el esfuerzo que requiere, sino por el valor que implica sacar a relucir tu lado más vulnerable, lidiar con tus miedos y aceptar el riesgo de fallar. Sin embargo, si consigues superarlo, nada podrá detenerte en el camino a tus sueños.
https://mentee.es/autosabotaje-peor-enemigo/