Durante la adolescencia se experimenta el primer amor, el amor de verano. Algunas de estas duran hasta la eternidad y otras se desvanecen. Se produce el primer beso, ese que recordarás siempre para bien o para mal. Con los años y si tu primer amor no fue fructuoso te vuelves a enamorar hasta ser correspondido o correspondida y vuelven los paseos interminables, las miradas de complicidad y el deseo de que ese día no termine jamás.
Compartir tus sentimientos con aquella persona con la que sientes una grata afinidad es lo más normal y a todos en alguna ocasión les ocurre... bueno a todos no.
Acabando la treintena sigo esperando ese primer beso, esas miradas de complicidad o esos paseos interminables...
No todo llega, sé que nunca llegará porque una larga espera es una cruel tortura emocional y ya he esperado bastante.
Sólo me queda ese "lo he intentado" y muchos sueños que llevo en mi corazón que jamás se cumplirán porque siempre sale mal... siempre acaba en dolor.... siempre acabo en soledad.
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