Si entendemos por vicio aquel gusto o costumbre que al llevarlo a cabo nos resulta de algún modo nocivo, creo que no tengo ningún vicio… Si ya lo extendemos de un modo metafórico a aquellas actividades que nos apasionan, diría que mis “vicios” son hacer deporte, escribir, escuchar ópera, releer a Shakespeare, a García Márquez, a Dostoievsky… Sí, soy en ese sentido muy vicioso