En mi caso, el inolvidable por incómodo, fue en un viejo Jeep, sin capota, cubierto sólo con una lona, en pleno invierno. Fue en pleno invierno, por lo que la lona condensaba por el lado interior, entonces, además de un frío tremendo, caían de cuando en cuando, gotas de agua helada.
Tanto la chica como yo teníamos 17, por lo que nuestra necesidad fisiológica era más intensa que la climatología.
Placentero, en casa... no hay mejor lugar que casa.
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