En pleno año en el que ahora estamos y aún tenemos las telarañas mentales para creer que la valía de una persona está determinada por la inexperiencia, prejuicios y represión de un asunto especificamente genital como si ello fuera razonable humanamente hablando.
Que ganas de confundir como amor el acto de reprimirse y abstenerse en el derecho al placer.
En fin, la inseguridad como valía.
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