Sí, he tenido una vida muy dura pero poco a poco estoy saliendo. A mí no me valen los niños del áfrica ni otras demagogias, mi látigo era de oro, pero era un látigo. He recibido maltrato físico y psicológico (afortunadamente no sexual... ¡lo que faltaba!) y ahora sufro las consecuencias.
Pero en fin, como no hay mal que por bien no venga, resulta que me he vuelto un poquito más fuerte que la cómoda sociedad de familias ideales.
|