Confundida. Dos amores.

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Resulta que mantuve un romance con un señor separado. Al yo pedir un poco más en la relación, pues casi lo único para lo que nos veíamos era para acostarnos, él se desapareció. Argumentó que debería arreglar su situación y cerrar círculos. Yo entendí que iba a concluir el trámite de su divorcio, ya que dijo que en cuanto la arreglara me buscaría. Sufrí mucho un tiempo. La primer semana después del rompimiento le mandé un par de mensajes y le llamé y a ninguna de esas cosas respondió. Obviamente me sentí muy dolida por ello, aunque él me había aclarado que no iba a contestar. Pero... ¿ni un sí, o no, o deja de molestar? NADA...
No volví a mensajearle ni llamarle. Borré su número de mis contactos. Así, pasaron las semanas y los meses. Poco a poco me sentí un tanto recuperada. Aunque todavía lo recordaba y suspiraba, ya no dolía como al principio.
Tengo un amigo con el que me llevo muy bien. Excelente conversador. Amable. Sencillo. Coincidimos frecuentemente en un café. De ahí nos hicimos amigos y llevamos así un par de años. He conocido a sus hermanos, cuñada e hijo. Desde que lo vi me pareció una persona interesante y atractiva pero la verdad él nunca demostró otro interés por mí mayor al de tener una charla agradable. A mí me llena mucho el platicar con una persona tan asertiva y con comentarios tan inteligentes. Sin embargo, sin saber cómo, el otro día, después de nuestra consabida charla frente a la taza de café, propuso seguir la conversación en su casa. El café ya no fue café sino cerveza y la charla no fue charla sino una lluvia de besos y caricias que nos llevaron desde su sofá hasta la cama. Desde ese día creí ser un poquito más feliz. Reímos y platicamos pero no se ha tocado el punto de la evolución de nuestra "amistad". Por el momento yo pensé que así debería ser. No hablarlo hasta que las cosas por sí solas se definieran. No somos unos niños. En alguna ocasión, en alguna de nuestras tantas conversaciones, él mencionó no estar cerrado a la posibilidad de volver a entablar una relación e incluso volver a casarse. Continuamos esto que no sé cómo llamarlo todavía hasta que hace un par de días... ¡sorpresa!
Entró un mensaje. No reconocí el número. Pero... vi la foto. Aquel sujeto culpable de mis suspiros de hace tiempo. Conversamos un rato. Un hola. Cómo has estado. Qué has hecho. Etc.
Inmediatamente sentí cómo volvía a latir rápidamente mi corazón con el simple hecho de saberlo ahí. Me pidió llamarme y yo accedí. Al escuchar su voz un torrente de emociones se agolparon en mi pecho, y los recuerdos revolvieron mi mente. Intentó disculparse por lo sucedido. Yo le contesté que no había problema. Que ya todo había pasado. Que quizá así había tenido que ser. En fin... platicamos por un par de horas. Quiso "revivir" momentos pero yo me rehusaba a hablar de detalles. Me decía que recordaba mis labios, mi piel, nuestros momentos juntos... Lo único que yo atinaba a decir era que sí, que había sido muy bello, pero que todo quedaba en el pasado. Lloré. Al terminar la llamada empapé mi almohada y acabé con la caja de pañuelos desechables que estaba en la mesita de al lado de mi cama.
Me ha seguido enviando mensajes durante estos pocos días y yo... no sé qué hacer!!!
Me insinuó (o no me quedó muy claro todavía) que ya estaba divorciado.
Escribo esto y las lágrimas vuelven a anegarse en mis ojos. Cuando empezaba a albergar sentimientos maravillosos hacia mi amigo, compañero de mil tazas de café, reaparece en escena el que puso mi mundo de cabeza e hizo mi vida iluminarse en la más terrible oscuridad con una sola llamada, una sola sonrisa, con un solo beso.
Necesito alguna opinión, un consejo sensato, porque mi mente se encuentra en stand by. Sin poder pensar. Sin poder decidir qué hacer. Sin saber cómo proceder. Gracias a quienes se tomen la molestia de leer este mensaje y a quienes puedan emitir algún comentario. Lo agradeceré infinitamente.