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Antiguo 19-Jun-2019  
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LA COGIDA Y LA MUERTE

A las cinco de la tarde.

Eran las cinco en punto de la tarde.

Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.

Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.

Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.

Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.

Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.

Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.

Comenzaron los sones del bordón
a las cinco de la tarde.

Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.

En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.

¡Y el toro, solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.

Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde,

cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,

la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde.

A las cinco en punto de la tarde.

Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.

Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.

El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.

El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.

A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.

Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.

Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,

y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde.

¡Ay qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!

LA SANGRE DERRAMADA

¡Que no quiero verla!

Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena.

¡Que no quiero verla!

La luna de par en par,
caballo de nubes quietas,
y la plaza gris del sueño
con sauces en las barreras

¡Que no quiero verla!

Que mi recuerdo se quema.
¡Avisad a los jazmines
con su blancura pequeña!

¡Que no quiero verla!

La vaca del viejo mundo
pasaba su triste lengua
sobre un hocico de sangres
derramadas en la arena,
y los toros de Guisando,
casi muerte y casi piedra,
mugieron como dos siglos
hartos de pisar la tierra.

No.

¡Que no quiero verla!

Por las gradas sube Ignacio
con toda su muerte a cuestas.
Buscaba el amanecer,
y el amanecer no era.
Busca su perfil seguro,
y el sueño lo desorienta.
Buscaba su hermoso cuerpo
y encontró su sangre abierta.
¡No me digáis que la vea!
No quiero sentir el chorro
cada vez con menos fuerza;
ese chorro que ilumina
los tendidos y se vuelca
sobre la pana y el cuero
de muchedumbre sedienta.
¡Quién me grita que me asome!
¡No me digáis que la vea!
No se cerraron sus ojos
cuando vio los cuernos cerca,
pero las madres terribles
levantaron la cabeza.
Y a través de las ganaderías,
hubo un aire de voces secretas
que gritaban a toros celestes,
mayorales de pálida niebla.
No hubo príncipe en Sevilla
que comparársele pueda,
ni espada como su espada,
ni corazón tan de veras.
Como un río de leones
su maravillosa fuerza,
y como un torso de mármol
su dibujada prudencia.
Aire de Roma andaluza
le doraba la cabeza
donde su risa era un nardo
de sal y de inteligencia.
¡Qué gran torero en la plaza!
¡Qué gran serrano en la sierra!
¡Qué blando con las espigas!
¡Qué duro con las espuelas!
¡Qué tierno con el rocío!
¡Qué deslumbrante en la feria!
¡Qué tremendo con las últimas
banderillas de tiniebla!
Pero ya duerme sin fin.
Ya los musgos y la hierba
abren con dedos seguros
la flor de su calavera.
Y su sangre ya viene cantando:
cantando por marismas y praderas,
resbalando por cuernos ateridos
vacilando sin alma por la niebla,
tropezando con miles de pezuñas
como una larga, oscura, triste lengua,
para formar un charco de agonía
junto al Guadalquivir de las estrellas.
¡Oh blanco muro de España!
¡Oh negro toro de pena!
¡Oh sangre dura de Ignacio!
¡Oh ruiseñor de sus venas!
No.

¡Que no quiero verla!

Que no hay cáliz que la contenga,
que no hay golondrinas que se la beban,
no hay escarcha de luz que la enfríe,
no hay canto ni diluvio de azucenas,
no hay cristal que la cubra de plata.
No.

¡Yo no quiero verla!

CUERPO PRESENTE

La piedra es una frente donde los sueños gimen
sin tener agua curva ni cipreses helados.
La piedra es una espalda para llevar al tiempo
con árboles de lágrimas y cintas y planetas.

Yo he visto lluvias grises correr hacia las olas
levantando sus tiernos brazos acribillados,
para no ser cazadas por la piedra tendida
que desata sus miembros sin empapar la sangre.

Porque la piedra coge simientes y nublados,
esqueletos de alondras y lobos de penumbra;
pero no da sonidos, ni cristales, ni fuego,
sino plazas y plazas y otras plazas sin muros.

Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido.
Ya se acabó; ¿qué pasa? Contemplad su figura:
la muerte le ha cubierto de pálidos azufres
y le ha puesto cabeza de oscuro minotauro.

Ya se acabó. La lluvia penetra por su boca.
El aire como loco deja su pecho hundido,
y el Amor, empapado con lágrimas de nieve
se calienta en la cumbre de las ganaderías.

¿Qué dicen? Un silencio con hedores reposa.
Estamos con un cuerpo presente que se esfuma,
con una forma clara que tuvo ruiseñores
y la vemos llenarse de agujeros sin fondo.

¿Quién arruga el sudario? ¡No es verdad lo que dice!
Aquí no canta nadie, ni llora en el rincón,
ni pica las espuelas, ni espanta la serpiente:
aquí no quiero más que los ojos redondos
para ver ese cuerpo sin posible descanso.

Yo quiero ver aquí los hombres de voz dura.
Los que doman caballos y dominan los ríos;
los hombres que les suena el esqueleto y cantan
con una boca llena de sol y pedernales.

Aquí quiero yo verlos. Delante de la piedra.
Delante de este cuerpo con las riendas quebradas.
Yo quiero que me enseñen dónde está la salida
para este capitán atado por la muerte.

Yo quiero que me enseñen un llanto como un río
que tenga dulces nieblas y profundas orillas,
para llevar el cuerpo de Ignacio y que se pierda
sin escuchar el doble resuello de los toros.

Que se pierda en la plaza redonda de la luna
que finge cuando niña doliente res inmóvil;
que se pierda en la noche sin canto de los peces
y en la maleza blanca del humo congelado.

No quiero que le tapen la cara con pañuelos
para que se acostumbre con la muerte que lleva.
Vete, Ignacio: No sientas el caliente bramido.
Duerme, vuela, reposa: ¡También se muere el mar!

ALMA AUSENTE

No te conoce el toro ni la higuera,
ni caballos ni hormigas de tu casa.
No te conoce el niño ni la tarde
porque te has muerto para siempre.

No te conoce el lomo de la piedra,
ni el raso negro donde te destrozas.
No te conoce tu recuerdo mudo
porque te has muerto para siempre.

El otoño vendrá con caracolas,
uva de niebla y monjes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque te has muerto para siempre.

Porque te has muerto para siempre,
como todos los muertos de la Tierra,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.

No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.
Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
La madurez insigne de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte y el gusto de tu boca.
La tristeza que tuvo tu valiente alegría.
Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los olivos. 2 Soneto de la guirnalda de rosas ¡Esa guirnalda! ¡pronto! ¡que me muero! ¡Teje deprisa! ¡canta! ¡gime! ¡canta! que la sombra me enturbia la garganta y otra vez viene y mil la luz de enero. Entre lo que me quieres y te quiero, aire de estrellas y temblor de planta, espesura de anémonas levanta con oscuro gemir un año entero. Goza el fresco paisaje de mi herida, quiebra juncos y arroyos delicados. Bebe en muslo de miel sangre vertida. Pero ¡pronto! Que unidos, enlazados, boca rota de amor y alma mordida, el tiempo nos encuentre destrozados. 3 Soneto de la dulce queja Tengo miedo a perder la maravilla de tus ojos de estatua, y el acento que de noche me pone en la mejilla la solitaria rosa de tu aliento. Tengo pena de ser en esta orilla tronco sin ramas; y lo que más siento es no tener la flor, pulpa o arcilla, para el gusano de mi sufrimiento. Si tú eres el tesoro oculto mío, si eres mi cruz y mi dolor mojado, si soy el perro de tu señorío, no me dejes perder lo que he ganado y decora las aguas de tu río con hojas de mi otoño enajenado. 4 La casada infiel Y que yo me la lleve al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago y casi por compromiso. Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos. En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos. El almidón de su enagua me sonaba en el oído, como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos Sin luz de plata en sus copas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río. Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo. Yo me quité la corbata. Ella se quitó el vestido. Yo el cinturón con revólver Ella sus cuatro corpiños. Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna relumbran con ese brillo. Sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos, la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío. Aquella noche corrí el mejor de los caminos, montado en potra de nácar sin bridas y sin estribos. No quiero decir, por hombre, las cosas que ella me dijo. La luz del entendimiento me hace ser muy comedido. Sucia de besos y arena, yo me la lleve del río. Con el aire se batían las espadas de los lirios. Me porté como quien soy. Como un gitano legítimo. La regalé un costurero grande de raso pajizo, y no quise enamorarme porque teniendo marido me dijo que era mozuela cuando la llevaba al río. 5 Romance de la luna, luna A Conchita García Lorca La luna vino a la fragua Con su polisón de nardos. El niño la mira, mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, habrían con tu corazón collares y anillos blancos. Niño, déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. -Niño, déjame, no pises mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. Cómo canta la zumaya, ¡ay, como canta en el árbol! por el cielo va la luna con un niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. El aire la está velando.
 
Antiguo 20-Jun-2019  
Usuario Experto
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Hola.
Superar una mentira o traición no es nada fácil. No solo vale con la buena intención de la otra persona. Lo más difícil está en el trabajo interno que debes hacer contigo misma y en muchas ocasiones a pesar de intentarlo, no se consigue olvidar y pasar página, siendo un lastre en la relación.
De todas formas, antes de seguir especulando, deberías de hablarlo con él. Me extraña que si tuviera una novia o amiga con derechos ella vaya a mandarte fotos para que tu descubras el pastel. Quien te dice que ella no sea una ex resentida que no soporte que el quiera intentar algo contigo y eso mismo le haga intentar sabotear vuestra relación?
Puede haber una explicación incluso más sencilla y menos enrevesada, pero solo hablandolo con el y tu posterior percepción a lo que te haya contado, podrás deducir si es verdad o mentira.
Un saludo.

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Antiguo 20-Jun-2019  
Usuario Experto
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Se que no es nada fácil encarar una conversación de ese tipo, porque encima de sentirte engañada, es como si te sintieras mal por destapar lo que te está ocurriendo, quizá sea el temor a saber que realmente estabas en lo cierto, pero el no saber o continuar como si nada, no va hacer que te sientas mejor.
Si no te ves capaz de hablarlo por teléfono siempre puedes mandarle un e-mail o un mensaje por redes. Puedes ir escribiéndolo y dándole forma con calma. Muchas veces esto ayuda a reafirmarse más.
Se que no es fácil pero cuanto antes lo hagas, mejor. Sentirás un vacío y un peso menos que te permitirá respirar mejor.
Animo.

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Antiguo 20-Jun-2019  
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Si en un año no se definió nada, pues lo siento, pero poco interés hay ahí. Ni siquiera lo veo 'mejor amigo', porque un 'amigo' no te engaña ni juega con tus sentimientos. Vamos, que debes asumir que ese personaje no es recomendable para nada y que está mejor fuera de tu vida. Creo que lo has idealizado demasiado, pero bueno... algo normal en la distancia. Ese tipo de 'relaciones' pocas veces acaban bien. Parece que lo tengas en un pedestal y no quieras bajarlo, que 'estaba ahí cuando todo el mundo se alejó'? perdona? estar ahí cómo? por internet? qué tipo de 'pareja' o 'superamigo' es ese? tú no lo has buscado, y él tampoco, y además la historia de su amiga... creo que sobran todas las explicaciones. La persona que te dijo que 'los problemas se resuelven hablando' está equivocada, a ver qué follarín de los bosques te va a reconocer que lo es? y más en la distancia? si lo que le interesará será estar en su ciudad con la que sea, y cuando necesite echar la cana al aire, saber que te tiene ahí, qué explicaciones te va a dar? te mentirá como un bellaco, se inventará cosas y te hará sentir culpable a tí por vete a saber qué! creo que deberías estar agradecida a esa mujer que te ha hecho abrir los ojos, que no sé si lo habrá hecho por sororidad, celos o porque se piensa que el tipo que se va a llevar es una joyita, pero bueno... éso tampoco debería ser ya asunto tuyo
 
Antiguo 20-Jun-2019  
Usuario Experto
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Cita:
Iniciado por starcharmer Ver Mensaje
Nos conocemos desde hace 4 años. Lee bien, pero gracias por tu opinión, también me ayuda.
El qué consideras que 'no he leído bien'? has sido tú la que ha escrito:

Cita:
Iniciado por starcharmer Ver Mensaje
Pues tengo un amigo muy querido desde hace más de 4 años y comenzamos a salir durante el último año.
pero aún así, peor me lo pones si en total son casi 5 años, en todos esos años, 4 de amistad (?) + 1 de salir, ya era para que os hubiérais decidido a dar un paso más en la 'relación'
 
Antiguo 21-Jun-2019  
Usuario Experto
Avatar de TheReckless
 
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Ubicación: Donde pasa la bola del desierto por la capital de España.
Mensajes: 1.186
Agradecimientos recibidos: 567
Te han expresado una opinión y consejo, lee el final de tu primer mensaje.

'¿Opiniones? ¿Consejos? Se los agradeceré mil.'

Vaya forma de agradecer mil, que no te guste es otro asunto. A mí me ha parecido de lo más realista y poco unicorniano, pareciera que la honestidad no es apta para todos los públicos.

Yo no sé si he entendido algo de tu escrito, pero coincido con esa opinión que te ha herido enormemente, me da la impresión de que igual has puesto demasiadas expectativas y has esperado comportamientos de pareja en alguien que no lo es.

Si ya cuesta que vaya bien una relación desde la cercanía... imagina una desde tan lejos, sin certezas de nada y semejantes extrañezas.

Dices que te miente y para colmo no habláis en cuatro días, ¿dónde ves la amistad, el compromiso, madurez y honestidad?

Da tú el paso para aclarar el asunto y no te cabrees si los demás no estamos cegados por lo fácil que es dar una buena versión desde muy lejos.
 
Antiguo 21-Jun-2019  
No Registrado
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Mensajes: n/a
Creo que debes profundizar más en lo que ha pasado antes de sacar conclusiones precipitadas y trascendentales. Aunque de miedo que las sospechas tengan sentido, en cosas importantes deberíamos ser más cautos, y a veces incluso dar segundas oportunidades porque, como se suele decir "somos humanos".

Es que no podemos pedir que un amigo sea una persona perfecta que lo tenga todo siempre claro y no flaquee.

Dices que eres "el tipo de persona que cuando noto un tipo de traición MÍNIMA o máxima, corto lazos con esa persona sin importar quién sea". Bueno, esa no es buena cualidad. Y si te parece que lo es entonces me parece que estás destinada a que esto te pase una y otra vez. Y si encima te vale, para llegar a ahí, con unas sospechas....

Te diría que lo aclarases con él, pero no te fías de lo que te pueda decir, luego tanta confianza de amigo no le tienes. Pero también has dicho cosas como que estás cansada de esas situaciones en que no te creen, y volvemos a la confianza.

Al final queda en duda a qué llamas tú amistad. No te fías, no se fían, no perdonas ni una. La amistad tiene mucho más de generosidad, confianza, comunicación...
 
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