Los hombres también nos enamoramos de una personalidad. A las de vallas publicitarias se nos van los ojos, igual que a vosotras con los que anuncian calzoncillos.
Pero hay muchos que miramos el interior, aunque es cierto que el exterior es lo que ahace que queramos ver dicho interior, pero no tiene porque ser un todo, a veces una mirada, unos ojos, una sonrisa...
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