Muchos murciélagos comen bichos, insectos. Los localiza con su 'radar' ultrasónico y ñam, a zampar.
Hay personas que, por diversos olores, preferentemente perfumes (en especial si son afrutados), atraen a los bichos.
De estas dos premisas, saca la conclusión.
No hay peor 'magia negra' que todas esas supersticiones y supercherías que condicionan las vidas de las personas.
Por encima de la barandilla de mi galería trasera ronda a diario un murciélago, para dar cuenta del bicherío que hay a última hora de la tarde. Al llegar la noche se queda un rato más. Se come los mosquitos, y un servidor se halla agradecido. El día que me salude con el pañuelo, os avisaré.
Si no encuentran alimento, se alejarán (hacia otro sitio donde sí tengan).
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