Estoy de acuerdo, Rebeca.
Lamentablemente, vivimos en un mundo de apariencias y repleto de gente idiota que no sabe distinguir la velocidad del tocino.
Si la gente fuera medianamente inteligente, entendería que las personas somos humanas, nos gusta el ocio y la diversión, y podemos tener nuestros días de bajón.
Pero las empresas están llenas de personas emocionalmente inútiles. Los menos empáticos y aquellos que ostentan menores escrúpulos son justamente los que logran un mayor desempeño a base de la falta de ética y descuidar las relaciones y, por tanto, acaban siendo aquellos que dictan las políticas de la alta dirección.
El sistema capitalista y de derechas en el que vivimos - porque, no os engañéis, en realidad, todos los gobiernos de los países ricos son de derechas - está fundamentado en la idiotez, la ceguera emocional, la ineficiencia e incompetencia.
Por ello vivimos en un mundo de mierda en el cual debemos hasta de temer que los demás nos descubran siendo nosotros mismos.
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