No me gusta contar mi pasado "oscuro" pero he decir que hace años acabé recurriendo a la prostitución por desesperación, ya que todas las que me gustaban me negaban rotundamente siquiera una oportunidad de cita sin sexo. Fui muy pocas veces y ojalá no hubiera tenido que ir nunca. Finalmente hice propósito de no volver, me negaba a ser un fracasado, a admitir mi derrota. Y cumplí mi propósito
Como bien añade José, donde hay billetes no hay amor, sino compra-venta y negocio. Las meretrices serán cariñosas y atentas contigo únicamente mientras les pagues. Cuando no haya billetes, adiós muy buenas y ya ni te conocerán. Y es muy triste que el tener contacto con una mujer dependa de cuantos euros coloques sobre la mesa, aparte de estar engordando las arcas de "empresarios del alterne". Porque seamos realistas, muy pocas meretrices son realmente autónomas y entre las jóvenes y bonitas muchas menos, que son precisamente las más demandadas por los "clientes"
|