Han pasado unos años y yo he cambiado de opinión, porque me casaría en vaqueros o con algo con lo que me sintiera cómoda, un traje pantalón, por ejemplo, o un vestido que me gustase, pero nada de disfrazarme de algo que no utilice en mi vida cotidiana.
No creo en el matrimonio tal y como se concibe hoy en día.
Ahora veo el matrimonio como colofón a una historia ya vivida y bien cimentada, y no como el principio de algo.
Entiendo el matrimonio como un vinculo legal que une a dos personas que tienen absolutamente claro que se aman a pesar de todo lo que han atravesado en un montón de años.
Solo entonces le encuentro sentido, y claro, visto así, ya no importa nada como se vistan los contrayentes.
|