Tengo una compañera de trabajo que sé que le gusto. O al menos que le gusta verme. Quizás gustar es demasiado pero siento algo en su mirada. Pero está casada, tiene un hijo, y no es una mujer, digamos, suelta.
Yo estoy sólo y me encanta verla la verdad. Pero no sé puede hacer nada. Me conformo con decirla algún piropo y punto. Ni yo la voy a decir nada ni ella a mí tampoco, porque ni voy a ser tan friki de proponerla de nada, ni ella a mí tampoco, porque no la veo una mujer que pueda hacer eso.
Pero sí se que le gusta verme. Eso se nota. Se llama reprimirse, por ambas partes, pero tiene que ser así.
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