catorce - veintiseis

14-26

Fue así como terminamos, ella, triste y sonriente, capaz de amar y equivocarse otra vez, y otra... yo, triste y sonriente, quizás capaz de amar y seguramente de equivocarme nuevamente, y nuevamente. Porque de los buenos y malos momentos, de esos recuerdos sólidos que no se funden nunca, de esas anécdotas tan bellas y llenas de color y de dolor, surge la esperanza de que algún día algo cambie, adentro o afuera, en algún lugar, en algún espacio donde “algo”, por obra y gracia de otra cosa que tampoco atenta con deber, decida o se equivoque y se de cuenta de que ahí, era donde estaba ese error, ese mínimo fallo que todos anhelan encontrar, esa felicidad oculta.

Con ánimos de encontrar mi siguiente jugada, me establezco hoy, como soy yo.. nuevamente solo, con muy pocos amigos, menos amigas, con nuevos caminos por recorrer, por nuevos deseos, por nuevas metas, por encontrar esa felicidad oculta que se escapa constantemente, que se aleja cada vez más, y cuando está más cerca que nunca, se cae, al abismo, al lugar de donde proviene y vuelve a alejarse de mi, a acercarse a un invesil que por tener otras facultades, puede llegar a ella antes que yo, puede hacer lo que quiera, y luego tirarla, y que caiga, total a nadie le interesa lo que le hagan a la pobre felicidad yo soy el único tonto, el único tonto que le interesa, acabar con la tristeza y encontrar en el deseo mas divino y mas alto del corazón, a ese impulso lleno de magia, lleno de misterio, vació de amor, vació de cuerpos, lleno de falsas esperanzas, de falsas promesas, de falsas leyes.

LV