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Usuario Intermedio
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Ok, otro hilo más que abro acá. Estuve un tiempo alejado, intentando trabajar algunas cuestiones personales. Hubo muchos cambios, cambios positivos, y sonará raro, pero no he mejorado nada en el terreno amoroso. En todo caso, siento que empeoré.
Me estoy esforzando por hacer las cosas bien. Y lo consigo. Pero aun así, es como si no avanzara un solo centímetro en lo que se refiere a... en fin, el encuentro con alguien.
En primer lugar, me aburrí y me harté de las prostitutas. Alguna vez lo he mencionado, y nunca tuve interés en abrir un debate moral acerca de ser cliente y pagar por sexo. Simplemente, llegado a este punto, comprobé por mí mismo y por experiencia propia que no me satisface, que no significa nada y que -en ciertas circunstancias- puede intensificar los sentimientos de soledad. No estoy descubriendo nada nuevo, pero es testimonio de primera mano. Y no me pone triste ni me amarga. Al contrario, estoy contento de haber llegado a esta conclusión.
En segundo lugar, renuncié al que fue mi trabajo durante cuatro años y conseguí otro que disfruto muchísimo, que tiene que ver conmigo y con lo que estudio, que amo y que me llena de satisfacción. Tengo compañeros nuevos, conozco gente nueva casi todos los días, y si bien no gano mucho más que antes, soy FELIZ con lo que hago. Me siento valorado y tenido en cuenta. Estoy orgulloso de mí mismo y mi autoestima está pasando por una época de primavera, prácticamente.
En tercer lugar, paso muchísimo tiempo con mis amigos y amigas y con la gente que quiero y que siento más cercana al corazón. También ellos me hacen sentir valorado y querido. Y también me hace muy feliz saber que están ahí.
Sin embargo, el amor sigue -como suele decirse- "brillando por su ausencia".
Me refiero al amor entre un hombre y una mujer. Amor, en otros aspectos, ya ven que no me falta. Estoy hablando del encuentro con una chica, con alguien que me produzca algo especial.
Y ya sé lo que me van a decir: que eso llega solo, cuando menos lo espere, que me va a tomar por sorpresa, que no voy a poder resistirme, que es lo más natural del mundo y que a todos les toca, etcétera.
Pero lo que me preocupa es que así fue. Quiero decir: no me faltaron oportunidades. No sólo dejo una buenísima impresión en la gente nueva que conozco, sino que quienes ya me conocen dicen notar un cambio en mí: me ven más relajado, más demostrativo, más agradable. Y a raíz de todos esos cambios, atraje a varias chicas sin haber movido un dedo, sin haber hecho un solo intento consciente por gustar. Pero en todo caso, me mantuve indiferente. Me bloqueé. No supe qué hacer. Mejor dicho: evité hacer cualquier cosa.
Pese a todos estos cambios positivos y todo el entusiasmo y felicidad que siento, es como si me hubiese cerrado todavía más a cualquier encuentro.
Hay días en que siento un deseo fuertísimo por estar con alguien. Pero hay otros días en que no, y es entonces que me pregunto si fue real ese deseo que tuve antes.
Salgo a la calle y quizás me cruce con un par de chicas de las que me gustan. Pero tampoco me vuelven loco. Ya no me pasa eso de "enamorarme" cada vez que tomo el transporte público; algo que le pasa a mucha gente. Me pregunto si me habré vuelto más frío o si simplemente es "madurez".
Puede que vea a alguien y me guste físicamente. Pero ahí queda. No siento curiosidad de acercarme. Y tampoco me atrae mucho la idea de que se me acerquen. (Voy a hablar de esto más adelante).
En cuanto una chica me parece medianamente atractiva, se me enciende la máquina de pensar y el cerebro me trabaja a mil por segundo. Escucho las mismas preguntas en mi cabeza, una y otra vez: "¿De verdad te gusta? ¿Por qué te gusta? ¿Qué le viste? ¿Por qué deberías acercarte? ¿Tenés ganas de acercarte realmente? ¿O es sólo atracción física? ¿Vale la pena que te acerques, entonces? ¿Y si te acercaras y te diera su número de teléfono? ¿La llamaráis? ¿Cuándo? ¿Para qué?", etcétera etcétera.
Así como me aburrieron las prostitutas, también perdí todas las ganas de tener sexo casual. Sé que hay algo más, pero no lo puedo sentir. Es como si no existiera ese "algo más" que busco. O, más bien, es como si yo no lo pudiera ver. Existe, pero yo no lo puedo percibir.
Hasta hace un tiempo, todavía podía dejarme llevar y acostarme con alguien movido por la simple calentura, sin reflexionar demasiado al respecto. Pero no duró mucho aquello. Enseguida me empezó a parecer algo vacío, sin sentido.
Es más: volví a revivir un viejo temor que sufrí en algún momento. Volví a tener miedo de no conseguir una erección. Disculpen la demasiada honestidad, pero es eso lo que me pasa también.
Hay dos razones para haber rechazado las oportunidades que se me presentaron hasta ahora. Una es esa. Tengo miedo de la intimidad. Tengo miedo de no poder tener sexo por culpa de la falta de erección. Algo que me pasó en cierta época y, aunque odio culpar al pasado por todas las cosas malas de hoy, no puedo evitar traer al presente. Me asusta la idea de estar en la cama con alguien, con quien sea, y que mi miembro no responda, porque ya me ha pasado eso antes, y luego de eso nunca tuve una "segunda oportunidad". Es como si acostarse con una chica fuese una cuestión de vida o muerte, de ganar o perder; al menos para mí. Tengo la impresión de que, en una relación casual, no hay margen para el "error": o se te para o descalificás. En esa situación, la otra persona sólo espera que se te ponga dura, y si no lo lográs, adiós, total ella se busca otro que sí pueda y listo.
No hay contención. Ni paciencia. Ni comprensión.
Eso debería buscarlo en una relación más estable, más profunda, más afectuosa. Pero siento que eso no existe, o que yo no soy capaz de construir eso, por muy bien que me sienta.
Primero, porque aun en una relación así, sigo temiendo fracasar en la cama y que del otro lado no haya el cariño y el cuidado necesario para revertir ese problema. Pienso que ninguna mujer perdonaría esa "falla", simplemente porque todas las veces que me ocurrió nunca me lo perdonaron. Me cuesta creer que una chica pueda darme una oportunidad en ese sentido. Sería maravilloso que así fuese.
Segundo, como ya dije, no siento curiosidad por acercarme a nadie. Todo el tiempo me cuestiono si realmente es lo que quiero. Y termino no haciendo nada, porque no le veo mucho sentido a estar en pareja con alguien, por mucho deseo que tenga a veces de estar en compañía.
Y tercero, me produce mucha angustia que intenten acercarse a mí. Me da miedo que me vean tal cual soy. No porque finja ser distinto, sino porque puedo ser una decepción. Todavía vivo con mis padres, no soy un tipo al que le gusten las discotecas ni regresar de la calle a la madrugada. No tengo una vida aventurera (?) ni llena de adrenalina para ofrecer. Al contrario, pueden encontrarme aburrido y monótono a pesar de lo bien que me siento hoy. Suena horrible, pero prefiero que se queden lejos, pensando que soy un "tipo misterioso", antes de que me vean de cerca y descubran que no corro maratones ni voy de excursión al Machu Picchu.
Antes, cuando entré a este foro, admito que mi vida no representaba el mejor escenario y que era lógico sentirme desesperanzado. Pero ahora, a pesar de todos los cambios positivos que logré y que me hacen tan feliz, sigo estancado en este tema. Entiendo que el amor o el encuentro con alguien especial no se busca, sino que sucede espontáneamente. Pero lo que me preocupa es que mis emociones parezcan cerrarse cada vez más.
Siento cada vez menos ilusiones, y más miedo y frío con respecto al amor.
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