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Hola a tod@s.
De nuevo por aquí, con más retraso del que me hubiera gustado, quiero agradecer a quienes han contestado de una ú otra forma a mi post.
Con especial cariño a Jacky, que suscribo plenamente sus comentarios, y a la que me ofrezco para dar respuesta a todas las preguntas que apunta tener.
No seas muy severa con el examen pues el habana7 aletargó hace tiempo mi lucidez.
Veo que mi anuncio generó un poco de controversia. Por un lado los escépticos, convencidos de la inexistencia de princesas y príncipes, niegan la utopía y el “empalagoso” romanticismo. En contra, soñadores/as y convencidos de los sentimientos puros en los seres humanos; partidarios del cuento de hadas y de las relaciones en libertad, ajenas al materialismo creciente de hoy día.
Creo, como alguien ha manifestado, que los fracasos sentimentales no están basados en lo exigente que podemos ser en cuanto a nuestros sueños y necesidades, si no más bien al contrario, a lo poco exigente que suele ser la gente.
Tanto los hombres como las mujeres han dejado el sueño y la dredulidad en cuentos de princesas por su desesperada necesidad de emparejarse, a cualquier precio. Abandonan la utopía por la seguridad, el dinero, el sexo fácil y seguro de los sábados, el miedo a la soledad…
Cuando cualquiera de estas necesidades acucian, el romanticismo no tiene cabida.
Las mujeres son más ingenuas; creen que el deseo desenfrenado del sexo que domina a los varones les da supremacía y ventaja en la relación. Nada más alejado de la realidad.
El hombre sabedor de la debilidad sentimental de las hembras y aprendió maneras más sutiles. Aprendió a aparentar romanticismo, a regalar rosas y cenas románticas, a ser metrosexuales; en definitiva, vender una imagen superficial que utiliza como medio, pero que dista de ser un fin.
El varón en sus motivaciones más primitivas busca fundamentalmete tres cosas: una madre, una criada y una esclava sexual.
Por eso unos y otros dejaron de creer en príncipes y princesas. Unas descubren pronto los sapos que les embaucaron, otros consideran que una princesa, que se sepa princesa y que solicite ser tratada como tal, no solo no es útil para sus necesidades, si no que le perjudica que cunda el ejemplo entre las de su especie.
Así pues como no negar su existencia.
Por mi parte, de acuerdo con Jacky, estoy convencido y además las veo a diario, que las princesas existen, como los sueños.
Soy un hombre convencido de mis necesidades: no quiero una madre, ya tengo una; para nada necesito una criada, me gusta mantener la relación desde la igualdad y no desde la servidumbre de tener una criada personal; en cuanto al sexo creo que el amor verdadero es el mayor afrodisíaco y cuando se tiene, ambos son esclavos sexuales del otro y ambos son portadores de pasión eterna.
Así pues, eso es lo que busco, una PRINCESA. Que se sepa princesa y que quiera ser tratada así. Que tenga las virtudes que enumero, pero la principal que sepa volar. Que quiera el cuento de hadas y no se conforme con menos.
Puede parecer difícil lo que busco, pero se que no lo es. Hay a millones, basta mirar alrededor. El mayor inconveniente es la incredulidad de la mayoría de las princesas que no miran en su interior y no ven su cualidad y terminan conformándose con menos.
Detractores se que los tendré, pero ojalá cada vez haya más visionarios que crean en la magia…
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Modo Híbrido
