Ayuda para l@s que quieran.

Ludovico

Simplemente es cierto, cuesta aplicarlo, pero creo que puede ayudar y espero que así sea si tenéis paciencia para leerlo. Ánimo y Suerte!

¿Para qué luchar contra lo que Es?

Si hay algo en que la mente (o el ego) es especialista, es en revolverse y luchar contra lo que no quiere. Lo hace de una forma excepcional, tanto que es capaz de dedicar casi el 100% de sus 'recursos' en poner ahí toda su atención, enfocándose en el problema, dándole vueltas una y otra vez, en un monólogo interno casi inagotable.

Sin embargo, esta vasta inversión de energía y tiempo es, casi siempre, totalmente inútil. Un gasto, un despilfarro que no nos lleva a ningún lado. Bueno, a un lugar sí que nos conduce: al sufrimiento y la desdicha. Cuando centramos nuestra atención en aquello que no queremos, que no aceptamos, que no deseamos, no lo hacemos desde la ilusión, la construcción o la creatividad. Lo hacemos desde la pena y la tristeza, desde la apatía y la desmotivación, desde la frustración.

Queremos algo, no lo conseguimos y ahí está nuestro ego martilleándonos con el 'no me gusta... no lo quiero... ésto no es lo que merezco... pobre de mí...'. Actitudes victimistas, puños en alto clamando 'mundo cruel', que si sirvieran para algo pues bueno, estaría bien. Pero no, es una pérdida de tiempo inútil. Regodearse en los problemas, en nuestro sufrimiento, dándonos golpes en el pecho por lo valientes sufridores que somos no nos hará vivir en paz, no nos aportará solución alguna, no nos sacará de la situación que tenemos y que no queremos.

Pero parece ser que al ser humano le gusta mucho éso de sufrir. Más que gustarle, ¡le encanta! Habla de sus problemas con otros y adquiere protagonismo: todos le escuchan, le atienden, y mediante su desdicha empatizan con él. 'Pobrecito, mira qué mal lo está pasando... si es que es más bueno, se merece mucho más'. Pero cuando le dices a esa persona que cambie para solucionar sus problemas, que deje de quejarse, que haga algo... se bloquea. Y puede utilizar mil argumentos para no salir de su problema. Está tan sumergido en su película personal de dolor y sufrimiento, que no ve más allá. Está tan consumido por su desdicha que cree que no puede hacer otra cosa más que sufrir, y sufrir, y sufrir... y seguir adelante con lo mismo.

¿No quieres cambiar?, ¿no quieres hacer nada para superarte? Bien, pues como dice el refrán: sarna con gusto, no pica.

Si empezáramos a vivir en el presente, y no en un pasado que ya no es, ni en un futuro que no existe, muchas cosas cambiarían. Si dejáramos de sufrir por aquella pareja que nos dejó, aquel familiar que nos hizo daño, o aquel negocio que perdimos, estaríamos más ligeros en el 'ahora'. Si no pensáramos tanto en qué va a ser de nuestra vida, qué haremos mañana o pasado, o si dentro de un año o dos habremos conseguido lo que deseamos, estaríamos más ligeros en el 'ahora'. Pues todo son juegos mentales, del ego, el cual NUNCA está contento y feliz con lo que ahora tiene y es, pues le encanta imaginarse historias donde consigue todo lo que desea y es completamente feliz. Piensa 'cuando tenga ésto o lo otro, cuando haya conseguido aquello o lo de más allá, entonces sí... seré feliz'.

Pero es muy curioso ver cómo cuando conseguimos ciertas cosas, nunca alcanzamos esa fantástica y definitiva felicidad. Pues siempre queremos más. Y ésto es porque no hemos aprendido a trabajar el momento presente, el Aquí y Ahora. Por ello una vez alcanzado tal o cual deseo, vamos a por el siguiente. Pero no confundamos un deseo o intención de superación con lo que hablamos ahora, porque más bien es una ambición de llenar un hueco vacío con cosas. Por ello jamás estaremos contentos y siempre buscaremos un nuevo objetivo.

Volviendo al momento presente y dejando de lado las cosas del futuro, hay una práctica que nos puede ser de gran utilidad, y ésta es ACEPTAR TOTALMENTE NUESTRO PRESENTE TAL Y COMO ES. Aunque no nos guste, aunque no sea lo que queramos, aunque no fuera lo que elegiríamos. Pero si nos centramos en que lo que Es... Es, lo queramos o no, caminaremos más ligeros.

Ésto nada tiene que ver con la resignación y la no-acción. Podemos vernos inmersos en una situación que no queramos y ello no implicar que no hagamos nada. Pero si nos dedicamos a sufrir por lo que tenemos y no queremos, si invertimos nuestro tiempo y energía en maldecir, en criticar, y en despotricar, no solamente tendremos lo que tenemos en nuestro presente (porque lo que Es... Es), sino que además tendremos que cargar con toda la mierda que estamos generando mentalmente mediante la no-aceptación.

Por lo tanto, lo verdaderamente útil y constructivo, es decirse a uno mismo que aunque lo que haya en nuestra vida ahora no es lo que más nos guste, hemos de aceptarlo y seguir adelante. Y si es con una sonrisa en la cara, mejor que mejor. Porque lo que Es... Es, sonriamos o no lo hagamos. Es mejor aceptar, hacer lo que podamos para cambiar lo que esté en nuestra mano y seguir adelante, que quedarnos en un rincón llorando, criticándonos, maldiciendo nuestra suerte y pensando que la vida es sufrimiento, injusta y cruel.

La vida es dura muchas veces, pero como dice el refrán: Dios aprieta, pero no ahoga. Y cuando le echas narices y cojones (a veces me gusta utilizar sentencias y palabras fuertes, pues parece que es como mejor llegan) y sigues adelante, superando y aceptando, las cosas cambian, comienzas a recibir los frutos de tu esfuerzo y los deseos generalmente se cumplen. Y si no lo hacen, pues lo que Es... Es, y se sigue adelante.

Tú eliges qué quieres ser: víctima o ganador. De ti depende y no de las cartas que te han tocado, los problemas que te dan tus circunstancias, tu karma, tu familia, tus amigos o lo que te quieras inventar. Siempre habrá cosas por las que el ego se queje. Pero si conseguimos estar en paz con nosotros mismos, aceptar que lo que Es... Es, lo queramos o no, alcanzaremos una tranquilidad interior, un oasis de descanso que nos permitirá seguir adelante de una manera más constructiva y estable para nosotros mismos.