Es una buena solución, lógica, despiadada, y que funciona! Un perfecto proceso de selección artificial de la especie humana.
Peeeero...
A mí que diablos me importa la felicidad mundial bruta? he de sacrificarme para que otros que nacieron más guapos o con mejores habilidades sociales que yo sean totalmente felices? No!
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al fin de cuentas, dada mi escasa capacidad de relacionarme con el sexo opuesto, probablemente mis genes no se transmitan a la siguiente generación, con lo que gracias a la siempre sabia selección natural, el problema se resolverá solo en unos cuantos miles de años...