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El amor es solemne, algo para ser tomado muy en serio. No se puede bromear acerca del amor. El amor produce lágrimas, suspiros y hasta desmayos. Los enamorados están destinados a sufrir. El amor y el dolor son casi lo mismo. ¿Verdad? ¡Mentira!
Es cierto que, en algunos casos –un amor no correspondido es el ejemplo más claro- el amor puede hacernos ver la vida muy opaca. Pero dentro de una relación amorosa, reírse con el otro y pasar buenos momentos juntos es fundamental para que el vínculo prospere. Compartir un sentido del humor similar (y esto no implica solamente reírse de los mismos chistes) es uno de esos detalles cruciales que une a las parejas más sólidas. Por el contrario, ante una persona cuyo humor no compartas seguramente no sentirás atracción –o si la sientes, pronto verás que no tienen demasiado en común-.
Por ello, aquí te damos algunos consejos para que disfrutes del humor en la pareja.
Reírse con, y no de, el otro
Cuando hablamos de tomarse la relación con humor, esto implica que ambos miembros de la pareja deben pasarlo igual de bien. Por supuesto, cuando uno de los dos se ríe a costa del otro, esto no es buen humor sino una agresión muy dañina que puede incluso destruir a una relación. Hay personas que basan su propia seguridad menospreciando a los demás. Si tu pareja disfruta humillándote en público, haciendo comentarios que sabe que te molestan o llamándote con apodos que te resultan insultantes y riéndose luego de tu enfado, no te confundas: eso no es humor, es abuso, y deberías ponerle un freno cuanto antes.
Sin embargo, cuando ambos miembros de la pareja son capaces de reírse de las bromas que uno al otro se hacen –ya sean en público o en privado-, ambos están demostrando seguridad, confianza en el otro y ante todo, la sana capacidad de poder reírse de uno mismo. Todo esto es un aliciente invaluable para la salud emocional de cada uno, así como la de la relación.
La risa es la mejor medicina
Los ingleses tienen ese refrán y no están tan equivocados: cuando nos reímos, nuestro cuerpo genera endorfinas (hormonas que nos hacen sentir mejor y que incluso mitigan el dolor). Lo sabía el doctor “Parche” Adams al que Robin Williams interpretara en una memorable cinta.
En pareja, esto significa que una buena carcajada puede ayudarnos a mitigar situaciones que, de otro modo, serían incómodas o difíciles. Por ejemplo, si sabes que siempre terminas discutiendo con tu pareja cada vez que sale determinado tema, puedes optar por no responderle y, mirándolo tiernamente a los ojos, soltar una carcajada, no riéndote del otro, sino de ambos. Y no sólo eso: las personas que pueden reírse después de una mala experiencia sexual tienen muchas más posibilidades de que haya una segunda vez con la cual resarcirse.
Diversión compartida
Si a esta altura sientes que a tu relación podría beneficiarla un toque de humor y te estás preguntando por dónde empezar, lo primero que deberías hacer es estar dispuest@ a reconocer frente al otro tus defectos e inseguridades y poder reírte de los mismos.
Además, si sientes que estás en una relación demasiado “seria”, posiblemente les falte un poco de diversión compartida: alquilen una película de humor y ríanse a carcajadas juntos. Imiten a sus profesores, compañeros de trabajo y amigos (cuando estén los dos a solas, así quedará como un chiste interno de la pareja). Vayan a un parque de atracciones y disfruten como cuando eran niños subiéndose una y otra vez a cada uno de los juegos. Dediquen una tarde a sacarse fotos chistosas con la cámara digital, sin temor a hacer el ridículo (pueden borrarlas cuando terminen).
Todas estas experiencias los ayudarán a fortalecer los vínculos entre ambos, a pasar buenos momentos compartidos y a ganar intimidad y compañerismo.
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