Allí estaba Adrián, sentado a la barra...

Peke758

Hace un tiempo que una página web decidió crear una especie de "concurso de relatos" debido a la gran afluencia de visitantes que recibían diariamente. El concurso no tenía ningún fin, ni ningún premio o recompensa, se trataba sólo de escribir, de participar y pasar un rato entretenido. Bien, para este concurso se proponía un lugar con un objeto y con ellos dos había que hacer la historia. Se ofrecían tres posibilidades, cada cual elegía la que quería y contaba su historia. Por ej. se proponía "taza y oficina" o "bolígrafo y tienda". Así.
Bien, el caso es que me parecio además de interesante, divertido (me encanta escribir) y, dentro de la categoría de palabras que escogí mi relato salió escogido como "ganador". Por ello, me he decidido a desempolvarlo del fondo de mis archivos para compartirlo con todos vosotros. Espero que os guste...y espero también recibir alguna que otra opinión :wink: Aquí os lo dejo:

"Allí estaba Adrián, sentado a la barra, con un vaso de whisky entre las manos, un cigarrillo en la comisura de los labios y un cenicero abarrotado de colillas junto a él. Se le veía cansado, con grandes ojeras, apesadumbrado, consumido por el ardor del licor que estaba tomando...sí...le quemaba...pero no le importaba.

Había salido de trabajar hacía apenas unas horas, como un día normal, como otro día cualquiera. Iba camino de casa, donde estaba su mujer; la mujer de su vida, la mujer a la que amaba. Llegó a casa, aparcó el coche, y entró. La casa estaba sumida en el más absoluta silencio, estaba inmersa en la más absoluta oscuridad. Llamo a María, su mujer, pero nadie contestó. Pensó que quizás habría salido de compras, o estaría en casa de su madre y se habría entretenido con cualquier cosa. Asi que, para paliar el tiempo y con la idea de sorprenderla, se decidió a preparar una suculenta cena, provista de unos platos exquisitas acompañados por un buen vino. Terminó de hacer la cena, y María aún no había llegado. Llamó a casa de su suegra y esta le informo de que, efectivamente, María había estado allí, pero que ya hacía bastante que había salido hacia su casa. Asi que, Adrián, vista la situación pensó que quizás estaría en algún atasco, o... qué sabía él, ya estaba empezando a poner nervioso... Abrió la botella de vino, y comenzó a beber, sorbitos pequeños...el sonido de la puerta le despertó, no sabía si lo estaba soñando, o era real que alguien estuviera tocando la puerta...miró la hora, las 2 de la madrugada; pensó, medio dormido aún "quien diablos podrá ser a estas horas", así que, descamisado y con toda la ropa arrugada se dirigió a la puerta, y la abrió. Se despertó de golpe, tenía ante él dos agentes de policía. Entonces recordó que María no estaba cuando él llegó...se asustó...los policias pasaron a la casa, se sentaron, y le comunicaron a Adrián lo peor que le habían comunicado en su vida: María, su mujer, había fallecido en un accidente de tráfico; un coche se saltó un stop y chocó contra María, falleciendo ésta en el acto. Adrián no reaccionó, se puso blanco como el marfil; sentía naúseas, sentía que se mareaba...sentía que le faltaba aire...los agentes poco más le pudieron decir.

Al poco de marcharse los agentes, Adrián, que estaba como hipnotizado, salió a la calle, y caminó sin rumbo, sin ver por donde iba...hasta que vió el resplandor de unas luces de neón, era un bar. Cuando se quiso dar cuenta, estaba en la barra pidiendo su segundo whisky. No sabía exactamente cómo había llegado, ni sabía donde estaba ese antro en el que se estaba emborrachando, ni nada...estaba abatido, y solo quería beber, y beber... no podía creerse lo que había ocurrido...no, no podía ser verdad. Intentaba con todos su esfuerzos ahogar su desgarrador dolor en alcohol...

Se sobresaltó, se despertó de golpe, casi sin aliento y sudoroso. Miró hacia todos lados,buscando respuestas, y vió que se encontraba en el bar que tenía junto al trabajo. Un bonito y refinado bar, donde los camareros lo conocían y, recordó de pronto que se había parado a tomar un par de copas al salir de trabajar, sí...debió haber caído agotado sobre la barra...recordó la angustiosa pesadilla que acababa de tener, quería olvidarla cuanto antes, no quería volver a revivirla. Se acercó uno de los camareros, "Qué Adrián, ¿ mucho trabajo esta semana ? No nos hemos atrevido a despertarte, no se te veía buena cara", a lo que, Adrían contesto " Gracias Carlos; la verdad es que ha sido una semana muy intensa. Ahora, si me disculpas, he de marcharme, María me espera en casa para cenar. Buenas noches, y hasta el lunes Carlos", "Buenas noches Adrián, que tenga buen fin de semana".

Espero que os haya gustado. Besos, peke

marita

una historia muy interesante y entretenida.por cierto escribes muy bien jeje

pame

jajaja!
La verdad... el final no me lo esperaba, muy bonito! coincido con marita en que escribis muy bien...

el relato estuvo entretenido y me gusto mucho

saludos